domingo, 28 de agosto de 2016

Alma de madera


Os dejo otro fragmento del diario que estoy escribiendo. El personaje de Ina no es otra que Nora, mi hija, inspiradora de alguna de las ocurrencias más prodigiosas del resto de entradas del diario.


"Haciendo valer la invitación de mi suegro, viajamos en bus hasta Vélez-Málaga. La idea es descansar durante dos días del mundanal ruido característico de una gran ciudad.
Una de aquellas tardes, durante la ascensión a la fortaleza medieval del pueblo, en el margen derecho de la carretera Ina señaló con el dedo un objeto de madera entre unos escombros.
—¿Qué es eso?
—Un trompo —respondió mi suegro.
—Una peonza —intervine.
—En mis tiempos lo llamábamos trompo —dijo mi suegro.
—Una “pelonza” —aclaró Ina.
Ni para ti ni para mí, suegro; según Ina, eso es una “pelonza”. Y una niña de seis años siempre tiene la razón, o si no la tiene, se la arroga, como bien saben todos los padres del mundo. Así pues la recojo y, de regreso a casa, la lijo. Y es que, a veces, los recuerdos más imperecederos de un viaje tienen forma de “pelonza” y alma de madera."

2 comentarios:

  1. Bella manera de ver, recordar y expresar un recuerdo. No somos lo que recordamos sino cómo lo recordamos. En tu caso, como un buen escritor.

    Un cordial saludo.

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  2. Gracias por tu lectura y estas palabras, Melmoth. (Por cierto, me encanta tu nick. Grandiosa novela gótiva.)

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