Blog personal de Alejandro Castroguer

En este blog podrás estar al tanto de las noticias que generen las novelas "GLENN" (Premio Jaén de Novela 2015), "LA GUERRA DE LA DOBLE MUERTE", "EL ÚLTIMO REFUGIO", "EL MANANTIAL" y "HOLMES Y EL CASO DE LOS OCHO ESTÓMAGOS", y las antologías "Vintage'62: Marilyn y otros monstruos" y "Vintage'63: J.F.K. y otros monstruos" entre otras. Además, es lugar de encuentro para amantes del cine, la literatura, la buena música y las aventuras del Rey Mono.

sábado, 28 de marzo de 2015

¿Es Rick Deckard un Replicante? La respuesta en imágenes

¿Es Rick Deckard un Replicante? Sé que hay muchos admiradores de Blade Runner que aún no les ha quedado claro, que todavía dudan, evidentemente porque han visto la película sin verla. No hace falta conocer la versión montada por Ridley Scott con el sueño del unicornio, ni tan siquiera fijarse en la cantidad de fotos muy antiguas (demasiado) que adornan el atril del piano de casa de Deckard. 

Tenéis la respuesta a si Deckard es o no un Replicante en imágenes. Que cada uno extraiga sus propias conclusiones: sólo hay que saber observar.

Ojo brillante de un búho artificial
Ojos brillantes de Rachel, antes de que sepa que es una Replicante
Ojos brillantes de Pris
Ojos brillantes de Roy Batty
Único fotograma en que Ridley Scott junta los ojos brillantes de Rachel y los de Deckard

jueves, 26 de marzo de 2015

Pierre Boulez cumple 90 años

Hoy, 26 de marzo, PIERRE BOULEZ, uno de los directores y compositores más importantes de la actualidad cumple 90 años. 


Inició estudios de matemáticas en el Politécnico de Lyon, antes de ingresar en 1944 en las clases de armonía de Olivier Messiaen en el Conservatorio de París. También estudió contrapunto con Andrée Vaurabourg, esposa del compositor suizo Arthur Honegger, y la técnica dodecafónica con René Leibowitz. Comenzó cultivando una música atonal dentro de un estilo serial post-weberniano influido por Olivier Messiaen. Este serialismo, a diferencia del dodecafonismo, no sólo aplicaba el concepto de serie a la altura de las notas, sino también a otras variables del sonido: ritmos, dinámicas, ataques, etc. Esto daría lugar al llamado serialismo integral, corriente estética de la que fue uno de los principales representantes junto a compositores como Karlheinz Stockhausen, Luigi Nono, Ernst Krenek, Milton Babbitt o el propio Messiaen, aunque este último nunca se adscribió a ella.

Aparte de su labor como compositor, Boulez es un reconocido director de orquesta, especializado en obras de autores de la primera mitad del siglo XX como Maurice Ravel, Claude Debussy, Arnold Schoenberg, Ígor Stravinski, Béla Bartók, Anton Webern y Edgar Varèse.

Ha dirigido óperas, como la primera representación completa de Lulu de Alban Berg en París. En 1976 fue convocado por Wolfgang Wagner a dirigir la producción del centenario de El anillo del nibelungo en el festival de Bayreuth. 

Ha estrenado obras de numerosos autores contemporáneos como Luciano Berio, Karlheinz Stockhausen, Elliott Carter, ... Actualmente es el principal director invitado en la Orquesta Sinfónica de Chicago y dirige regularmente la Orquesta Filarmónica de Viena, la Orquesta Filarmónica de Berlín, la Orquesta Sinfónica de Londres, la Orquesta de Cleveland y la Lucerne Festival Academy Orchestra. (Extraído de la Wikipedia.)


Aquí tenéis una de sus obras más famosas, acaso la que más: EL MARTILLO SIN DUEÑO (Le Marteau sans maître), compuesta entre 1953-55. 


sábado, 21 de marzo de 2015

Séptima declaración de principios

Cita extraída de Bartleby y compañía, de Enrique Vila-Matas: 




"El escritor que trata de ampliar las fronteras de lo humano puede fracasar.

En cambio, el autor de productos literarios convencionales nunca fracasa, no coge riesgos, le basta aplicar la misma fórmula de siempre, su fórmula de académico acomodado..."


La séptima declarción del Habitante Incierto de este casa deshabitada es su apuesta por el fracaso antes que por la manufactura aborregada.

martes, 17 de marzo de 2015

In memoriam Juan Claudio Cifuentes

Hoy, amigos, se ha comunicado el fallecimiento de Juan Claudio Cifuentes, para los amigos "Cifu", todos los que amábamos el jazz gracias a su programa. Es un día triste este 17 de marzo de 2015, sin duda.



 El Habitante Incierto del blog ha juntado estas letras en homenaje a él. 



EL MUNDO BOCA ABAJO

De repente prende la noticia. Igual que una mecha que fuese a abrasarnos por dentro. No, no puede ser. ¿Para qué dar crédito a los comentarios que certifican el desastre?

Nuestra aula se adormece en penumbra, tenso el silencio, duras las gargantas de tanto contener el llanto. Los alumnos aguardamos a que la realidad nos acabe despertando. Entre las miradas que, perplejos, cruzamos se nos cuela el vacío, la ausencia, lo mismo que una cuchillada fría. Y es que, visto lo visto, los periódicos confirman la muerte.

Ahí permanece la mesa del profesor, vacía, la silla besando el filo de la mesa, esperando a alguien que no va a aparecer nunca más. Poco importa que el aula no sea física sino hertziana y que los alumnos no nos conozcamos en persona; poco importa que la realidad sea tan brusca, tan real como la peor de nuestras pesadillas. Lo sustantivo es que él ya no está con nosotros. 

Es hora de levantarse y regresar al jazz de todos los días. El peso de la ausencia, oceánico, termina volcando el mundo de quienes una vez aprendimos a amar la música de Coltrane, Parker, Evans o Gordon por mediación de su magisterio, de esa voz que me sonaba vagamente protectora. 

Cabeza abajo, el aula, por extensión la vida, no es más que ese nuevo escenario en que tendremos que aprender a movernos sin su auxilio. Terminamos saliendo por las ventanas, gateando por el techo, rabiosos por nuestra nueva condición de huérfanos. 

Desde hoy, el mundo será más inhóspito, más silencioso pese al incesante ruido que lo contamina.

Adiós, maestro.


Alejandro Castroguer

lunes, 16 de marzo de 2015

Jugando a las portadas con HYECDLOE

Pues eso, que esto no es más que una prueba. Una portada que pudiera ser en el futuro.


martes, 10 de marzo de 2015

Por un puñado de citas y un cuadro


Título: La caída
Autor: Albert Camus
Año: 1956

Sinopsis (extraída de Wikipedia): La caída es la tercera novela del escritor francés Albert Camus. Su título original en francés es La Chute. Un hombre, quien se presenta bajo el seudónimo de Jean Baptiste Clamence, ejerce de abogado o más bien de “juez penitente” (como él mismo se denomina) en Ámsterdam, después de la segunda guerra mundial. El bar Mexico City, nos da un punto de partida para que nuestro interlocutor comience a narrar, para un recién llegado, su vida. Nuestro personaje principal nos revelará detalles de su trabajo como juez penitente y sobre su pasado.


 
Más que hablar de una obra tan inclasificable, prefiero dejaros un puñado de citas, cogidas aquí y allá, como muestra de lo que el lector puede encontrarse durante la travesía. No son las mejores, seguramente, pero son suficientemente reveladoras para que aparezcan en esta entrada:

"Que el Cielo nos guarde, querido señor, de que nuestros amigos nos coloquen demasiado alto".

"La esclavitud, ¡ah!, no; estamos en contra. Que nos veamos obligados a instalarla en nuestra casa o en las fábricas, pase. Eso está en el orden de las cosas. Pero, vanagloriarse de ello es el colmo". 

"El libertinaje es una jungla, sin futuro ni pasado y, sobre todo, sin promesas ni sanciones inmediatas". 


Este cuadro aparece mencionado en la novela, no diré en qué circunstancias. Se trata de Los jueces justos, de Van Eyck.


Obra recomendable para lectores a los que les guste pensar.

sábado, 7 de marzo de 2015

Recomendación del mes de marzo: La Carta


Título: La Carta
Autor: Raúl Guerra Garrido
Año: 1989
Páginas: 349
Editorial: Alianza Editorial

En lugar de que el Habitante Incierto nos hable de esta novela, hoy tenemos una colaboración. Nos visita Antonio Castro-Guerrero (Premio Ciudad de Cáceres 2013). Esta reseña ya apareció el 16 de enero de 2014 en el blog de la Opinión de Málaga, Etiqueta Negra. 
En este enlace podréis leer el original: http://blogs.opinionmalaga.com/etiquetanegra/2014/01/16/la-carta/

Que sea Castro-Guerrero quien nos hable de la obra de Guerra Garrido. 


De inicio me gustaría dejar claro que, en el mejor de los casos, esta obra se adscribiría al género negro de forma tangencial. Pero son tantos los puntos de contacto (chantaje, extorsión, amenazas de muerte, galería de criminales y adláteres…) y tan escasas las novelas escritas en España acerca del terrorismo en el País Vasco que merecerá la pena leerla para cualquier lector medianamente curioso.
En primer lugar, porque es una obra maestra de principio (arranque muy esclarecedor) a fin (conclusión de recuerdo imborrable).

 Y en segundo lugar, porque posee el aliciente de contar con un autor que conoce de sobras el tema del que habla. No en vano, Raúl Guerra Garrido, tras nacer en Madrid, crecer en El Bierzo y doctorarse en Farmacia en la Complutense, se estableció durante muchos años en San Sebastián, donde sufrió en primera persona los ataques del entorno etarra que culminaron en 2001 con el incendio de la farmacia familiar. Sus méritos literarios fueron recompensados con el Premio Nacional de las Letras en 2006. Por otra parte, su determinación por hacer visible la tragedia del terrorismo en Euskadi le llevó a ser miembro fundador del Foro de Ermua y a escribir, además de la que nos ocupa, una serie de novelas con ETA como objeto de su denuncia entre las que destacan La soledad del ángel de la guarda (2007), Lectura insólita de El capital (1976, Premio Nadal) y Tantos inocentes (1996, Premio de Novela Negra de la ciudad de Gijón).


Sin olvidar que La carta fue rechazada por alguna editorial y no consiguió ver la luz hasta 1990, hay que señalar como estímulo para los lectores más reticentes que el punto de partida argumental es realmente atractivo: el mismo día que el empresario Luis Casas cumple 50 años recibe la carta de ETA que le exige el pago del (mal llamado) impuesto revolucionario, una extorsión cifrada en 50 millones de pesetas con la amenaza explícita de asesinarle si no satisface el pago.


Aunque la acción se sitúa en el pueblo ficticio de Eibain, Raúl Guerra Garrido consigue dotar de gran verosimilitud a la narración empleando el recurso de la primera persona. Así es cómo el protagonista nos hace partícipes de sus miedos, su angustia y sus intentos desesperados por eludir el pago de la extorsión, lo que pondrá a prueba no solo su resistencia física y emocional sino también la integridad moral de familiares y amigos. En este descenso a los infiernos de la soledad [“me acongoja (…) sentirme solo en compañía de los míos”], el novelista no pierde la oportunidad de dar testimonio del drama del terrorismo vivido por él a través del personaje de Luis Casas, haciendo uso de la lucidez y la ironía de su pluma, ya sea refiriéndose a la misiva amenazadora que da título a la novela [“Quien dijo que el género epistolar era una lengua muerta, un género asesinado por el teléfono, se olvidó de los fanáticos”], o a la perversión de la realidad que se propugna desde el entorno etarra [“Que quien se dice en guerra pida amnistía a quien quiere exterminar, que lo firme un movimiento revolucionario de izquierdas autodenominándose nacionalsocialista, son paradojas que nadie desmonta”], al velo de silencio que se extiende alrededor de tanta violencia [“El miedo es la mejor de las censuras”] o los contrasentidos de una sociedad tutelada por el terror [“Ahora mismo podría pasear sin rastro de miedo por las extrañas ciudades de Antwwerpen, Nijkerk, Haarlem, Norköping, Aalborg (…)”].


Puesto que la brevedad es condición indispensable en una reseña, animo a los lectores a que sean ellos mismos quienes descubran los pormenores de la odisea en adelante vivirá Luis Casas, que comparte con el autor su condición de hombre de clase media, de inmigrante en Euskadi con raíces en El Bierzo y de ciudadano hostigado tanto por los terroristas como por sus simpatizantes. Dueño de un estilo depurado con vocación por el detalle y el análisis psicológico de los personajes, Guerra Garrido se vale de un artificio muy eficaz para dotar de mayor interés al desarrollo argumental: los capítulos están numerados de forma regresiva emulando una cuenta atrás, del TREINTA al CERO, que culmina en un final inolvidable.


Como colofón, solo me queda transcribir la nota aclaratoria y la cita con que se abre la novela puesto que son especialmente clarificadoras acerca del tono general de la obra:


- Los personajes y hechos que en esta novela se describen son ficticios. Todo parecido con la realidad es una coincidencia inevitable. – Primero vinieron los nazis y se llevaron a los judíos. Naturalmente yo no protesté porque yo no era judío. Después vinieron y se llevaron también a los comunistas. Yo tampoco protesté porque yo no era comunista. Luego vinieron y nos llevaron a todos. Entonces si protesté. Pero ya era tarde.

(Graffiti en una pared de Eibain, en vísperas de la manifestación de 18 de marzo. Amaneció tachado por un enérgico trazo y con la siguiente nota a pie de autor: “¡da la cara, fascista”.)


Dejando de lado la controversia sobre la autoría de la cita, ¿acaso es posible imaginar un preámbulo más esclarecedor acerca de cómo los violentos han pervertido no solo la convivencia en el País Vasco sino también la percepción de la realidad?


LO MEJOR: la certera radiografía de las singularidades del pueblo vasco (su pasión por la gastronomía, el fútbol, el nacionalismo militante, sus costumbres arraigadas en el pasado…) que pone al descubierto hasta qué punto el miedo ha multiplicado los culpables entre quienes justifican a los terroristas y quienes ignoran a las víctimas con su silencio cómplice, el análisis psicológico del protagonista, la progresión dramática de la acción y, por supuesto, su conclusión (cuya última página no debe leerse por anticipado si no se quiere renunciar a la sorpresa final).


LO PEOR: a pesar de haber sido publicada por primera vez en Plaza & Janés, más tarde en Espasa y últimamente en Alianza Editorial, nunca ha gozado del predicamento que merece entre los lectores.

domingo, 1 de marzo de 2015

Sexta declaración de principios

Cita de Enrique Vila-Matas, contenida en el discurso de aceptación del Premio Rómulo Gallegas ofrecido en Caracas, 2001:

"Si algo tiene de extraordinario la literatura es que es un espacio de libertad tan grande que permite todo tipo de contradicciones".