Blog personal de Alejandro Castroguer

En este blog podrás estar al tanto de las noticias que generen las novelas "GLENN" (Premio Jaén de Novela 2015), "LA GUERRA DE LA DOBLE MUERTE", "EL ÚLTIMO REFUGIO", "EL MANANTIAL" y "HOLMES Y EL CASO DE LOS OCHO ESTÓMAGOS", y las antologías "Vintage'62: Marilyn y otros monstruos" y "Vintage'63: J.F.K. y otros monstruos" entre otras. Además, es lugar de encuentro para amantes del cine, la literatura, la buena música y las aventuras del Rey Mono.

lunes, 27 de febrero de 2017

Antrópica, de Alberto Moreno Pérez


Antes de nada, me gustaría señalar brevemente la importancia de que exista una editorial como El Transbordador en el yermo suelo patrio en lo que a género de ficción se refiere. Su empeño, que no decae desde que en 2015 publicase "Ciudad de Heridas" (novela reseñada en este blog: https://guerradoblemuerte.blogspot.com.es/2015/10/ciudad-de-heridas-lo-primero-de.html), merecería otro eco en el mundillo del fandom. Si no lo tiene, no es porque hagan las cosas mal, más bien al contrario: su catálogo de obras y de autores nacionales es envidiable, lo mismo que la certera puntería demostrada al ficharlos. Si carece de esa resonancia es porque no dispone de los canales ni de sustentos necesarios, léase escritores y lectores lo bastante entregados como para hacer la ola a cada nuevo producto editado. Es por ello que, de momento, navegan casi en solitario el espacio exterior de la indiferencia y el silencio. (Algunas de las novelas publicadas por Pilar Márquez son lo suficientemente buenas como para conseguir una nominación, cuando no un galardón, en alguno de esos premios que reparten siempre los mismos entre los mismos de siempre. Y es que la amistad en el fandom es un valor en alza, cotizable en bolsa.) 

El Transbordador ya se ha ganado ese reconocimiento, sonoro o silencioso según intereses, pues ha abierto un cauce, casi seco antes de su aparición, para que los nuevos autores hispanos (nuevos y huérfanos de padrinos) puedan dar a conocer sus obras. Es probable que, andando el tiempo, ya sea con motivo del futuro décimo aniversario o de su desaparición (Cthulhu y Poe no permitan su desaparición), los lectores acaben dándose cuenta del titánico esfuerzo que está haciendo esta editorial. Ojalá suceda en el primero de los supuestos. Porque sería de justicia.

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Ahora toca el turno a la ficha de lo último publicado por El Transbordador: Antrópica, de Alberto Moreno Pérez.


Título: Antrópica
Autor: Alberto Moreno Pérez
Año: 2015
Páginas: 187
Editorial: El Transbordador


Sinopsis (extraída de la web editorial): Ego aparece, o surge, o nace en medio de una inmensa llanura blanca. Ego tiene noción de su propia identidad y la capacidad de estructurar pensamientos coherentes. Ego no sabe nada más. Pero en su interior una pulsión indescifrable lo obliga a moverse en busca de ningún objetivo, construyendo su realidad a medida que la va experimentando.


Para comprar Antrópica, pica en este enlace: 
http://www.hombrecillosverdes.com/producto/2110/antropica 

Para curiosear la web de El Transbordador, pica en este enlace:
http://www.edicioneseltransbordador.com/ 

domingo, 26 de febrero de 2017

Ejercicio de modestia y coherencia


Mi hija en el Museo Ruso


Como ejercicio de modestia y de coherencia doy gracias todas las mañanas por lo que me ha regalado la vida (ejercicio no necesariamente cristiano). Sin faltar nunca a la cita.

GRACIAS a la vida (que cada uno dé las gracias a aquello en lo que crea) por haberme permitido conocer a mi esposa Vanessa. 
Por haberme obsequiado con el mejor de los regalos, mi hija Nora. 
Por el trabajo que me permite pagar todas las facturas, con que hacer frente a todos los pagos. 
Por la casa donde puedo cuidar y mimar a mi esposa y a mi hija. 
Por haberme convertido en vegano, por haberme permitido comprender la importancia de dignificar toda forma de vida. 
Por otorgarme la capacidad de leer y escribir, y así sacar a la luz todos mis demonios y ángeles internos. 
Por mis padres, mis hermanos. Por mis compañeros animales. Por mis buenos amigos. 
Y por ser consciente de que el ejercicio de dar las gracias es vital, y afrontarlo todas las mañanas desde la modestia y la coherencia.

Probadlo, amigos del blog, no os hará daño. De paso seréis conscientes de todo lo que tenéis, y daréis menos importancia a lo que os falta. Luego no digáis que no os lo dijo el Habitante Incierto de la Casa Deshabitada.
 

domingo, 19 de febrero de 2017

The Tree of Life (El árbol de la vida) - T. Malick


Título: El árbol de la vida
Título original: The Tree of Life
Dirección y guión: Terrence Malick 
Año: 2011
Duración: 133 min.

Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Emmanuel Lubezki
Reparto: Brad Pitt, Jessica Chastain, Hunter McCracken, Sean Penn, Laramie Eppler...
 

Sinopsis (extractada de Filmaffinity): Estados Unidos, años 50. Jack (Hunter McCracken) es un niño que vive con sus hermanos y sus padres. Mientras que su madre (Jessica Chastain) encarna el amor y la ternura, su padre (Brad Pitt) representa la severidad, pues la cree necesaria para enseñarle al niño a enfrentarse a un mundo hostil. 




La belleza en estos 133 minutos se roza, casi se aprehende. Se vuelca sobre los espectadores en planos que pesan lo que un amanecer, lo que cientos de árboles gigantes, lo que todo un océano. El universo es, permanece al otro lado de la vida, durante toda la película en tanto no aparecen los créditos finales. En el film de Terrence Malick, además de la historia de Jack, sus padres y sus hermanos, hay espacio para la danza de las estrellas y la de la sangre; también para el estallido de un volcán y la fuerza telúrica de sol, y la supervivencia de especies ya desaparecidas. Para la vida en toda su minúscula inmensidad.


Muchos sostienen que este árbol apenas se sostiene, que tal vez tiene demasiada copa, muchas ramas y miles de hojas para tan solo un puñado de raíces; que se tambalea debido a su megalomanía. Muchos se aburren, se aburrirán ante tanta exigencia, frente a tantas preguntas y tan pocas respuestas. Malick, artista único, conocedor del impacto de las imágenes en movimiento, se recrea en los detalles; no sólo en la grandeza del océano o en la impenetrabilidad del universo: busca y halla matices en la textura de una cortina, de un camisón, en cada sonrisa, en cada caricia. 

 

El agua, como sinónimo de vida, lo preña todo, circula a través de cada plano, de inicio a fin. El agua y esos detalles que Terrence pule, abrillanta. En un época en que el cine no es más que esa papilla que se ofrece a los espectadores menos exigentes, a los que sólo ansían un poco de vacuidad para sí olvidar la inexistente profundidad de sus vidas, "El árbol de la vida" es un islote perdido en mitad de la nada, un planeta habitable varado en el confín de la galaxia. Una bofetada sin manos y, al mismo tiempo, un canto a la hermosura plena de la vida, en cualquiera de sus estados, en cualquiera de sus formas. 


La madre, los hijos, la presencia ominosa del padre. Éste es el eje principal que vertebra la obra. La paciencia de ella, la vitalidad e inquietudes de los tres pequeños, la férrea disciplina del cabeza de familia. Igual que en un relato de Raymond Carver o de John Cheever, late la amenaza cada vez que se sientan juntos a comer, o el padre toca el piano o el órgano, o juegan distraídamente en el jardín, o abren y cierran una puerta. La estrechez de la vida diaria, la caverna de los miedos. Indicar que las interpretaciones son excelentes, todas, a destacar en especial la de la madre, Jessica Chastain, y la de quien encarna a Jack, Hunter McCracken. Y que la fotografía de Emmanuel Lubezki es superlativa.


La banda sonora no molesta ni incordia como es uso y costumbre en el cine comercial del siglo XXI, sino que ayuda, completa el mensaje que dicta Malick desde detrás de la cámara. No solamente con la partitura compuesta por Alexandre Desplat: son de vital impotancia, casi más que la de aquél, las firmadas por Berlioz, Mozart, Priesner, Respigui, Brahms, Couperin, Bach, Gorecki, Mahler, Holst, Taverner o Smetana. Unas de manera muy sutil, acaso sólo el director conozca el motivo de su elección, añaden versos al poema en imágenes que es "El árbol de la vida"; otras, de identificarlas el espectador, son mensajes encriptados, pero traducibles. A poco que se ahonde en la significación de las músicas, se obtendrá la conclusión de que la Sinfonía nº 1 "Titán" de Mahler, el "Moldava" de Smetana o "Las barricasas misteriosas" de Couperin son claves con que profundizar en la armonía o desarmonías de los personajes, de los paisajes, del universo. Desde Stanley Kubrick no había nacido otro autor que manejase la música clásica con la puntería con que lo hace el director de "La delgada línea roja".




La muerte y el desprecio. La vida y los juegos compartidos. Tierra y cielo, agua y fuego, amor y desamor. El director, además guionista, lo entrelaza todo; a priori propone mezclas casi imposibles con que perfilar personajes y sensaciones. En definitiva, una obra de arte no al alcance de cualquiera, que destella igual que un astro en mitad de toda la basura espacial que es el cine bobalicón y huero de nuestros días. Una sinfonía oceánica en su concepción, vitalista en su mensaje último. Imprescindible.

domingo, 12 de febrero de 2017

El día de la liberación

Os dejo otro extracto del diario que escribo y donde retrataré la empresa para la que trabajo, amén de otros escenarios. Espero publicarlo en el futuro, en cuanto me sea posible. A falta de abundar en más detalles, os dejo un fragmento breve del mismo: 





225.

Imagina que es 1945. Que tu país, después de equis años bajo el arrebato nazi, de pronto es liberado por cosas del destino o del azar aliado. Imagina que tu pueblo no se llama Zarzaleños o Anteviera, que vives en Zaan, en los Países Bajos. Aunque no sepas nada de historia, o muy poco, entenderás que la alegría el día de la liberación es contagiosa, una ola que recorre calles, sacude árboles y estalla en la fragua del pecho. Que todo se hace de colores y que estás dispuesto a olvidar el aliento monocorde del miedo.

De pronto alguien dice un nombre, el de una vecina de apenas veintiún años.  Es el de Aafje Heynis, una estudiante de canto, contralto por más señas. Y que, sacudidos todos por la fuerza del júbilo, empujáis un piano hasta la calle. Y que Aafje, después de santiguarse, entona la música más hermosa que haya escuchado nunca el pueblo de Zaan. El “Dank sei dir, Herr” de G. F. Haendel.

Al término de la interpretación, no sólo la contralto se deshace en lágrimas. La alegría sabe a sal desbarrancada por las mejillas. 

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De regalo, os dejo este yotube donde se puede escuchar la grabación que la contralto hizo años después de la citada pieza. 


viernes, 10 de febrero de 2017

Delicia en música

Felix Mendelssohn, amén de sus famosas sinfonías Escocesa e Italiana, de su bella música incidental para Sueño de una noche de verano, frecuentó el género de la música de cámara con singular acierto. Prueba de ello es este Intermezzo



Este Intermezzo es el tercer movimiento del "Cuarteto para cuerdas nº 2 Op. 13" del compositor natural de Hamburgo. Una obra que gracias a su inagotable musicalidad debería gozar de mayor reconocimiento entre el público. Juzguen ustedes mismos.