Blog personal de Alejandro Castroguer

En este blog podrás estar al tanto de las noticias que generen las novelas "GLENN" (Premio Jaén de Novela 2015), "LA GUERRA DE LA DOBLE MUERTE", "EL ÚLTIMO REFUGIO", "EL MANANTIAL" y "HOLMES Y EL CASO DE LOS OCHO ESTÓMAGOS", y las antologías "Vintage'62: Marilyn y otros monstruos" y "Vintage'63: J.F.K. y otros monstruos" entre otras. Además, es lugar de encuentro para amantes del cine, la literatura, la buena música y las aventuras del Rey Mono.

domingo, 31 de diciembre de 2017

Lo suscribo al 100%



Aunque lo redactó el autor de "Marcovaldo", lo suscribo al 100%. Los escritores, además de asustadizos y dispersos por naturaleza, somos indecisos. Escribimos en varias direcciones, sin saber si es o no la correcta. Al menos a mí, como a Calvino, me sucede.

Cómo escribo
Texto de Italo Calvino

Escribo a mano y hago muchas, muchas correcciones. Diría que tacho más de lo que escribo. Tengo que buscar cada palabra cuando hablo, y experimento la misma dificultad cuando escribo. Después hago una cantidad de adiciones, interpolaciones, con una caligrafía diminuta.

Me gustaría trabajar todos los días. Pero a la mañana invento todo tipo de excusas para no trabajar: tengo que salir, hacer alguna compra, comprar los periódicos. Por lo general, me las arreglo para desperdiciar la mañana, así que termino escribiendo de tarde. Soy un escritor diurno, pero como desperdicio la mañana, me he convertido en un escritor vespertino. Podría escribir de noche, pero cuando lo hago no duermo. Así que trato de evitarlo.

Siempre tengo una cantidad de proyectos. Tengo una lista de alrededor de veinte libros que me gustaría escribir, pero después llega el momento de decidir que voy a escribir ese libro.

Cuando escribo un libro que es pura invención, siento un anhelo de escribir de un modo que trate directamente la vida cotidiana, mis actividades e ideas. En ese momento, el libro que me gustaría escribir no es el que estoy escribiendo. Por otra parte, cuando estoy escribiendo algo muy autobiográfico, ligado a las particularidades de la vida cotidiana, mi deseo va en dirección opuesta. El libro se convierte en uno de invención, sin relación aparente conmigo mismo y, tal vez por esa misma razón, más sincero.

martes, 26 de diciembre de 2017

Recordando el VIAJE A RUSIA, por John Steinbeck


Entrada publicada originariamente en el blog de La Octava Noche el día 7 de mayo de 2008.

Allá por el año en que murió Al Capone en su residencia de Miami, y Pakistán y la India se independizaron del Imperio Británico, en que estrenaron sensacionales películas como El tesoro de Sierra Madre y El fantasma y la señora Muir, se publicaron el Doctor Faustus (Mann), La sombra del ciprés es alargada (Delibes) y La peste (Camus), y se oyeron por primera vez las óperas La violación de Lucrecia (Britten), La muerte de Danton (Von Einem) y La dueña (Gerhard); allá por el verano de 1947 hice mi viaje a Rusia.
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Me acompañó mi amigo Robert Capa, fotógrafo de profesión, por si alguien no lo conoce.
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En el primer capítulo dejo bien clarito las intenciones de mi libro: "Intentaríamos hacer un relato honesto, escribir lo que viéramos y oyéramos sin opinar, sin sacar conclusiones (...), y sin enfadarnos por los retrasos de la burocracia!"
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De camino a Rusia, así describí Helsinki: "Helsinki nos pareció una ciudad triste y desangelada, que no había sido bombardeada salvajemente pero que sí había recibido muchos balazos. Sus hoteles eran lóbregos, sus restaurantes bastante silenciosos (...). Nuesta impresión era la de un lugar sin vida, un lugar de escasos disfrutes."
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Este es nuestro primer tropiezo con la burocracia rusa, y nada menos que en un restaurante: "... cuando toma nota, el camarero lo escribe muy cuidadosamente en un libro. Pero después no va a pedir la comida. Va al contable, que anota otra entrada acerca de la comida que ha sido pedida y emite un recibo que va a la cocina. Allí se anota otra entrada, y se solicita la comida. Cuando al fin se expide la comida, también se emite un recibo con la entrada de la comida, que se entrega al camarero. Pero éste no lleva la comida a la mesa. Lleva su recibo al contable, que anota otra entrada en la que se dice que la comida que fue solicitada ha sido expedida y da otro recibo al camarero, que entonces vuelve a la cocina y lleva la comida a la mesa, anotando en su libro que la comida fue solicitada, que fue registrada y que ha sido emitida, ya está por fin en la mesa".
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Recuerdo como si fuese ayer a Robert, siempre con sus maletas a cuestas llenas de cámaras de fotos y carretes. Fue un buen compañero, y mejor amigo. Lástima lo que le ocurrió en el año 1954. Metía las narices en sitios demasiado peligrosos.
"...considero que está bien que la cuente aquí por si alguna joven escuchase una proposicón de matrimonio por su parte (se refiere a Capa). Es un acaparador de baños (...). Su métrodo ers el siguiente: se levanta de la cama y desaparece en el baño y se llena la bañera de agua. Entonces se tumba en la bañera y lee hasta que le entra sueño, con lo cual se duerme. Esto puede durar 2 ó 3 horas (...) Con dos cuartos de baño, Capa es un compañero encantador, inteligente y bienhumorado. Con un único cuarto de baño, es un..."
 
También recuerdo aquella manía suya con los libros ajenos.
"Capa es un ladrón de libros. Él lo llama tomar prestado. Se mete los libros en el bolsillo con toda tranquilidad (...). Y raramente devuelve el libro."

lunes, 25 de diciembre de 2017

Feliz Navidad con Glenn Gould

Extrañísima y fascinante versión de la célebre Marcha alla Turca de Mozart pertenenciente a la sonata K. 331. Glenn Gould, que se jactó de despreciar la música que el genio de Salzburgo compuso para piano, nos regala una lectura única, a la contra. Casi un desafío, una locura que sólo sería capaz de aplaudir el mismísimo Amadeus. 


Guste o no, os la dejo como regalo de Navidad.




Para quien aún no la haya leído, dejo aquí el enlace de la novela GLENN, 
Premio Jaén de Novela 2015: 
http://grupoalmuzara.com/a/fichalibro.php?libro=3070&edi=1

sábado, 23 de diciembre de 2017

Todos los renos de todos los Santa Claus

NEW YORK, 1961. Dennis Stock

Si aún os queda cuerpo, y eso que todavía no ha empezado, os deseo una muy Feliz Navidad. 

Si aún os queda empatía, y eso que todavía no ha empezado, os deso una muy vegana Feliz Navidad. 

Todos los renos de todos Santa Claus del mundo, en nombre del resto de los animales, ruegan por ello.

NEW YORK, 1961. Dennis Stock

jueves, 21 de diciembre de 2017

Réquiem por un personaje

RÉQUIEM PARA MIGNON Op. 98B, de Robert Schumann


La obra en cuestión está basada en el libro octavo de "Los Años de Aprendizaje de Wilhelm Meister" de Goethe, donde se describe el funeral de Mignon. 

Los intérpretes de esta versión son: Barbara Bonney, soprano. Brigitte Poschner-Klebel, soprano. Margareta Hintermeier, mezzosoprano. Dalia Schaechter, contralto. Jorge Antonio Pita, tenor. Andreas Schmidt, bajo. Konzertvereinigung Wiener Staatsopernchor.The Chamber Orchestra of Europe. Claudio Abbado, director.

martes, 19 de diciembre de 2017

La hora de la cosecha



Tan cercana la muerte,
tan amistosa su paciencia,
que el hijo reventaba de vida
en cada caricia.
(16 - XII - 2017)

Tan inestable la vida,
tan enemigo su desasosiego,
que el sobrino se sembraba de muerte
en cada latido.
(19 - XII - 2017)

miércoles, 13 de diciembre de 2017

De lecturas recientes y futuras

El Habitante Incierto ha de agradecer desde esta Casa Deshabitada la gentileza de los regalos a Manuel Berlanga (autor de la saga "Nórax de Tartessos" y editor de Berserkr), a Pilar Márquez (editora de El Transbordador) y a Reinaldo Manso (autor de "UMMO: historia de una obsesión"). Se trata de estos tres cuadernillos con los que el incierto lector pasará unos muy buenos ratos de lectura. Mil gracias. 

MEMORIA NO ESCRITA DEL HACEDOR DE UNIVERSOS
Manuel Berlanga


CONTAMÍNAME (Colección Diversiones, nº 4)
Abel Amutxategi

EL CASO DEL CABALLO ASESINO (Deconstruyendo "Silver Blaze")
Reinaldo Manso

martes, 12 de diciembre de 2017

Experianza, de Alberto Vilas


Cuando un artista cree firmemente en lo que hace, el mensaje llega con nitidez al público. Ya sea un lienzo, una novela o un disco. El pianista y compositor Alberto Vilas, que ya ha visitado esta Casa Deshabitada con su Ubuntu (abajo el enlace a la reseña de este blog) y Crónica cromática (ídem), dejó sentadas las bases de su estilo en este su primer cedé, EXPERIANZA, y desde entonces cree ciegamente en la fuerza poética de la melodía. El jazz, universo musical donde todo es posible, tiene en el gallego a un músico de inagotables ideas, poco dado a las extravagancias, y que confiere a todas sus obras un sonido muy característico. Al oír el disco uno puede rastrear la sombra de otros grandes pianistas compositores, incluso el sabor de los clásicos.

El Habitante Incierto posa con el cedé
El saxo de Rosolino Marinelo enuncia el tema de Experianza, punteado luego por la guitarra de Felipe Villar . El piano de Alberto Vilas aparece compases después para decir la misma música, en primer término, y después llevarla por el camino de la divagación, sendero que transitarán en breve el saxo y la guitarra. Cuando parece que la pieza ha llegado al final, el piano señala a media voz un otro camino con una nueva melodía para acabar la pieza con una luz muy diferente a la del inicio.

Al principio de Océana el saxo navega sobre el oleaje de la rítmica, en manos de Javier Barral y Juansy Santomé, hasta que se agota. Aguarda la aparición del piano, que de inmediato practica el cabotaje del silencio, praxis en la que el compositor se muestra un maestro: escancia las notas casi una a una para que el resto de instrumentistas hallen el motivo musical exacto con que seguir adelante. La guitarra caza notas al vuelo antes de que el oleaje del inicio vuelva a zarandear la pieza.

Alberto Vilas en Gorm, pieza dedicada a Manu, ataca las primeras notas e impone el ritmo a los demás músicos. El saxo, al cabo de los compases, desobedece del mandato del grupo y se ejercita en el monólogo. Pero todo vuelve a su cauce primigenio en los compases finales.

Música a media voz la de este Interludio, que aparece en cuarto lugar del cedé, consagrado a la guitarra, que escancia apenas unos susurros. Esta pieza se titula igual que el octavo corte del disco, del que se diferencia en casi todo.

Juntos el saxo y la guitarra recitan la bella melodía de Barco volador con la aquiescencia del piano. En esta travesía todo tiene su sitio de la manera más natural. Compases después la guitarra, en primer lugar, el saxo, en segundo, zarpan en busca de su propia esencia. Si en los solos se halla parte del alma del jazz, Villar y Rosolino dejan aquí parte de la suya.  

Pieza de pujanza la de este Gurú, que Vilas se encarga de avivar con su insistencia. Tiene lugar, cuando todo parecía aparentemente en su sitio, un instante maravilloso en que el saxo desvaría notas, se desgañita, sobre el parloteo casi canoro del piano y el repiqueteo de la batería. El guitarrista halla un pequeño hueco donde impartir su magia antes de que el piano recuerde la pujanza inicial y todo se precipite.

La guitarra protagoniza el inicio de Nexos. Sueña notas, armonías lo suficientemente sugerentes como para que el compositor las siembre sobre su piano. La cosecha es instantánea, una balada que soñar con los oídos abiertos. Apenas hay que cerrar los ojos para que te atraviese la belleza.

Esta pieza, Interludio, comparte título con el cuarto corte del disco, del que se diferencia en casi todo. Por extensión y ambición, y por protagonistas. Si en el primer interludio sólo cantaba la guitarra, en este segundo participa todo el grupo. Es verdad que no sólo comparten nombres, sino los acordes y la melodía. Como si el primer Interludio fuese un anuncio del segundo, o éste un eco de aquél.

A juzgar por el arranque, por las sugerencias dichas desde el piano, 960 lúas se antoja una pieza donde primará la rítmica. Ocasionales frases del saxo, la guitarra y el contrabajo desbaratan la idea inicial. La música casi se acuclilla, busca refugio en los susurros. Y cuando parece que todo acabará así, a media oscuridad, surge de nuevo la luz de la rítmica. Y los instrumentos se encienden y la música levanta el vuelo. 

En Nestre intre, música dedicada a Iago, el piano dice mientras que el saxo y la guitarra responden. El piano contradice, luego el saxo añade excusas a la respuesta de antes. Como un niño que se cansa pronto de sus juguetes, la pieza se agota y deja en paz y solo al silencio. 

Tras la enunciación de la melodía principal, Desterrados deja espacio al piano para que, sacudido por la batería, desarrolle su solo. Con la fraternidad de la guitarra, el saxo contradice al teclado. No hay luchas en estos compases, acaso la constatación de que el grupo es más grupo unido que disgregado, que la música es más música si se comparte con otros.

Tal y como sucediera con sus cedés posteriores, los citados Ubuntu y Crónica cromática, este EXPERIANZA acaba con una pieza para piano solo, Naquela estrela, tan breve que apenas da tiempo a decir su nombre. Es la rúbrica callada de Alberto Vilas a su primer disco, y el inicio de una singularidad. Muchos de los seguidores del músico anhelamos que, vencidos los contratiempos, sea capaz de alumbrar un disco en que las ochenta y ocho teclas de su instrumento canten en solitario.

Para conseguir EXPERIANZA, pincha en el enlace:  
http://albertovilasquintet.wixsite.com/albertovilas/shop
 
En resumidas cuentas, el disco se degusta de un tirón. Además de la belleza de la música, EXPERIANZA cuenta con un excelente grupo de músicos, a saber: Alberto Vilas al piano, Rosolino Marinelo al saxo, Felipe Villar a la guitarra, Javier Barral a la batería y Juansy Santomé al contrabajo. Si te gusta el jazz sin etiquetas, a mitad de camino entre lo clásico y lo inciertamente contemporáneo, prueba con este disco. Te llevarás un hermosa sorpresa.

Para leer la reseña de Ubuntu, pincha en el enlace: 
https://guerradoblemuerte.blogspot.com.es/2016/05/ubuntu-de-alberto-vilas.html 

Para leer la reseña de Crónica cromática, pincha en el enlace: https://guerradoblemuerte.blogspot.com.es/2017/01/cronica-cromatica-de-alberto-vilas.html

Para finalizar, os dejo un youtube donde el quinteto interprera la pieza que da nombre al disco.



domingo, 10 de diciembre de 2017

El cebo


Esta cita es de Sergiu Celebidache, director de orquesta, especialista que fue de la música de Anton Bruckner:

"Nadie haría arte si no persiguiese la belleza. Pero la belleza no es el fin último. Es el cebo. Sin belleza no perseguiríamos ese fin. Pero, como ya dijera Schiller, todos aquellos que han hallado la belleza saben que detrás de ella se encuentra la verdad. ¿Qué es la verdad? No es definible a través del pensamiento, pero se la puede vivir."

sábado, 9 de diciembre de 2017

Hay que reconocer el trabajo bien hecho

De un tiempo a esta parte, y ya van más de dos años, la editorial El Transbordador ha venido haciendo una excelente labor en el campo del género sin etiquetas ni falsas banderas. Apostando por la literatura, sin más apellidos. Es por ello que su esfuerzo merece el reconocimiento de este modesto blog. No porque sean amigos de esta Casa Deshabitada sus responsables (el Habitante Incierto es poco dado a los grupos organizados y menos aún a las bukakes espontáneas), sino porque el trabajo trabajo es, máxime cuando es honesto y legal para con todos sus autores y lectores. Aquí no hay trucos de magias, aquí todo se factura y se tributa a Hacienda. Los editores de El Transbordador no se merecen nuestro respeto porque sí (por mandamiento divino o pura aceptación a un clan), sino por su labor constante y callada. Por su afán de descubrir historias diferentes y autores nuevos. ¿Qué más da que los textos se adscriban a un género o a otro, o a ninguno en concreto? Como decia arriba, el trabajo trabajo es, y si está bien hecho y es legal, doblemente bien hecho. 

Pincha en el enlace: http://www.edicioneseltransbordador.com/
A lo largo de estos más de dos años han editado cuatro textos que han regalado bajo el epígrafe de "Diversiones", a saber: "Los polvorones de la traición" de Fran Romero, "Gaijín" de Magín Méndez Sanguos, "Digresiones" de Juan Antonio Fernández Madrigal y "Contamíname" de Abel Amutxategi. Obras breve e ingeniosas con que fidelizar a sus lectores, una rara avis en un mundo, el editorial, donde prima el negocio. 

De mayor extensión, la colección "Soyuz" ha alumbrado no pocas historias: van once en total. Novelas cortas o relatos largos, que basculan entre la ciencia ficción más clásica a la pura poesía. Estos son los once Soyuz:

Las tostadas de la Libertad, de Francisco M. Romero
Las adivinaciones de Louis Rimson..., de Fernando Llor
Pedro y la pulsera mágica, de Juan Antonio Fernández Madrigal

La tienda del señor Li, de Abel Amutxategi
El planeta muerto, de Magnus Dagon
La gran mentira, de Joan Antoni Fernández

La Crucifixión de nuestro Señor Jesucristo, de A. Castroguer
Luz simiente, de Francisco Jota Pérez
El silenciador, de Sergi Álvarez

Profundo, de Alberto Moreno Pérez
Jo, jo, jo, de Abel Amutzategi
¿?

Además, en sus comienzos, El Transbordador publicó esta antología con relatos de varios de los autores más interesantes del momento.

Supermalia, coordinada por Enrique Montiel de Arnáiz.

Por si no fuese bastante, han editado todas estas novelas, once en total:

Ciudad de heridas, de Miguel Córdoba
Deriva, de Magín Méndez Sanguos 
Relatos del Universo Lejano, de Carlos Almira Picazo 

El tapiz invisible, de Juan Antonio Fernández Madrigal
Laberinto Tenen, de David Luna Lorenzo
Los tres abismos de Damián Mustieles, de Miguel Córdoba

Antrópica, de Alberto Moreno Pérez
La era del espíritu baldío, de Damián Cordones
Los guardianes errantes, de Magnus Dagon

Me tragó el igualma, de Víctor Guisado Muñoz
Mañana cruzaremos el Ganges, de Ekaitz Ortega
¿? 

No contentos con todo ello, El Transbordador ha reeditado dos de sus títulos más emblemáticos en su colección "Módulo Bolsillo":

Ciudad de heridas, de Miguel Córdoba
Laberinto Tenen, de David Luna Lorenzo
¿? 

En opinión del Habitante Incierto de esta Casa Deshabitada todo este trabajo, además del correcto trato con autores y con el estado, es bagaje más que suficiente para que, cuando menos, todos los aficionados le reconozcamos el trabajo. Gente así de abnegada, discreta y esforzada, es necesaria para que otros muchos disfruten del maravilloso ejercicio de la lectura. 

Pincha en el enlace si quieres saber más de esta trayectoria:

Porque construir es mucho más complicado e ingrato que destruir, MIL gracias Pilar y José María. A seguir luchando.

domingo, 26 de noviembre de 2017

martes, 7 de noviembre de 2017

La condesa Pejacevic

 
Es preciso que yo defienda o ensalce la música escrita por una mujer por el simple hecho de ser mujer. Pues no: su música ES por sí misma, y por si no fuese bastante, además de valiosa, ha sobrevivido al paso del tiempo. 

Ella fue Dora Pejacevic. Nació en 1885, murió en 1923. Perteneció a la familia noble de los Pejacevic. Además de condesa, fue la compositora croata más importante de su época. 


Para muestra, un par de botones. En primer lugar, aquí tenéis su hermosa "Sonata para chelo y piano en Mi menor Op. 35", redactada en 1913.
 

Y ahora su "Trío para violín, chelo y piano en Do mayor Op. 29", escrito en 1910.



lunes, 6 de noviembre de 2017

Portada y preventa: "Holmes y el caso de los 8 estómagos"

Pues ya está, a falta de unos mínimos retoques. Ésta es la portada. 



Podéis acceder a la preventa a través de este enlace: 
http://gasmaskeditores.com/?product=holmes-y-el-caso-de-los-ocho-estomagos-alejandro-castroguer 

domingo, 5 de noviembre de 2017

Pau, la música y la paz

Un documental, con los tiempos que corren, más que necesario: 
PAU CASALS Y LA PAZ.


sábado, 4 de noviembre de 2017

Camino del Universo: "Me tragó el igualma"




Título: Me tragó el igualma
Autora: Víctor Guisado Muñoz
Año: 2017
Páginas: 155
Editorial: El Transbordador

Sinopsis (texto de contraportada): Al morir su madre, el protagonista de Me tragó el igualma no es más que un niño y se ve obligado a vivir con su padre, poeta vagabundo que se dedica a cosechar los frutos de los árboles-monte. Juntos, recorren el mundo durante años. El padre es minero del verso, brujo de la palabra y domador de fuerzas telúricas; como tal, sabe que su destino está sellado. El hijo, en cambio, contempla insomne las estrellas mientras ansía liberarse de la gravedad planetaria.

¿Está el ser humano, a estas alturas de la historia, a salvo de las fuerzas que esculpen al resto de seres vivos? ¿Es dueño y señor de su propia evolución? ¿Qué quedaría de él, si decidiera ser escultor de sí mismo? ¿Reconoceríamos nuestro cuerpo, o nuestras emociones, al cabo de pocos siglos? Cuando acusan a su padre de terrorista y lo encarcelan, muchos lo exhortan a defender la obra de su progenitor mediante la fuerza de las armas. Él, sin embargo, recuerda las estrellas y considera que ha llegado la hora de dejar todo atrás, amores y deberes, horarios y recuerdos, para asumir su destino como hombre… o como igualma.


Víctor Guisado en el momento de la firma del contrato


"Todo el mundo sabe que los igualmas ciegos mueren de tristeza en otoño. Cuando regreso al hogar después de un largo viaje, he de procurar que la emoción no se desborde a través de mis ojos en forma de lágrimas. El frío del espacio las cristalizaría, y los cristales romperían mis ojos. Al no poder ver nunca más el océano, moriría de tristeza en las primeras jornadas del próximo otoño." 

Así comienza esta novela. El tono de la misma, melancólico a veces, poético siempre, ya viene dado en este primer párrafo. Todo lo que encontrará el lector en sus páginas es un lirismo a flor de piel que desborda la historia y que conduce al protagonista, el Hijo del Poeta, hacia el punto final.



La poesía como redentora del hombre, y al mismo tiempo, arma antisistema. Árboles-monte, grandes como catedrales, tan grandes que dejan al aire sus raíces para convertirlas en laberintos. Las Ciudades Transparentes. El océano inacabable de Samudra. La casa de Jabulka. La locura que es capaz de despertar el cuerpo y los ojos Miel en todos cuantos la conocen. Cierto mensaje animalista. El amor. La desesperanza. La fuerza opresora e igualadora del sistema y sus corbatas asfixiantes. La comunidad de los Devorados. Todo esto, y por supuesto la presencia permanente del Universo y de los igualmas, tiene cabida en esta pequeña gran obra de Víctor Guisado.



"Mi debilidad es también mi fortaleza. ¿Qué sentido tienen el dolor y el sufrimiento humano a escala cósmica? Ninguno. Mi padre lo entendió antes que yo y así lo transmitió en las semillas que escribía. Por eso lo encerraron: porque el gobierno necesita que sigamos siendo pequeños primates temerosos del trueno y de la lluvia. Pero es imposible mirar cara a cara al Universo y seguir siendo meramente un Homo Sapiens. Miro fijamente al Cosmos hasta que me quedo ciego y la mente estalla. La contemplación del Cosmos es el virus mutágeno más poderoso que existe. A pesar de mi estómago, que sigue teniendo hambre y frío, ya no soy un hombre. Ya no tengo miedo y veo más allá de lo que me dictan las meras normas de la supervivencia darwiniana. El Universo ocurre, y no ocurre a mi alrededor: yo formo parte de él. Una parte insignificante."

Desde el nivel más elemental, desde el más terrestre, ese viaje iniciático que el Hijo del Poeta emprende en busca de la Vida, la Verdad y el Universo, Guisado Muñoz habla, por extensión, de la búsqueda que ha de emprender la Humanidad a la mayor brevedad posible. Ese camino que ha de hollar a fin de evitar el desastre al que nos aboca esa locura diaria de países que se enfrentan en pos de la supremacía mundial, de razas que no se soportan y se exterminan, de vecinos que se llevan a matar y se ponen zancadillas. A tenor de esta dualidad, el amor de Miel no es más que el principio, ese trampolín desde el que saltar en busca de un amor mucho más grande. Los igualmas están ahí, a la espera de que el protagonista o la Humanidad (en la novela, la comunidad de los Devorados), se decidan a dar el salto definitivo. 



"Durante toda mi vida había creído, quizá ingenuamente, que contemplar el Universo cambiaría al ser humano. Había creído que el tomar consciencia de su posición en el Universo, de su insignificante posición, lo haría mejor: más desprendido, más elevado. Pero quizá durante toda mi vida había estado equivocado: quizá conocer su insignificancia en el Universo sólo sirviera para dividir al hombre: entre aquéllos que no podían soportar la inmensidad del Universo y se aferrarían más que nunca a su pozo gravitatorio, casa, tribu y creencias, y aquéllos a los que le fascinaba esa inmensidad y no sólo no les infundía el más mínimo temor sino que eran capaces de contemplarla cara a cara totalmente desnudos, y entonces evolucionaban y se transformaban en ingrávidos, cromatófagos… o igualmas."

La novela, que salta por encima de las estrechas barreras del género, marida la ciencia ficción con ese realismo mágico que recuerda a autores como Torrente Ballester, Cunqueiro o Calvino. Un ejercicio similar, y por tanto necesario, al que ejecuta el Hijo del Poeta para llegar a ser algo más que un hombre. El Universo tiene la respuesta. Los igualmas también, en tanto intermediarios entre ambas realidades.

Antes de finalizar, advertir a los melómanos que se adentren en la novela que hay una escena (no especificaré más) donde suenan músicas muy famosas; a saber, el "Concierto para piano y orquesta nº 1 (1er. movimiento)" de Tchaikovsky, "La cabalgata de las walkirias" de Wagner, "Carmina Burana (O Fortuna)" de Orff, "Sinfonía nº 9 (4º movimiento) de Dvorak y "Mi Patria (El Moldava)" de Smetana. Una pequeña delicia musical que se esconde en el primer tercio de la obra. (He elaborado, a petición de Paco Mancera, una playlist en Spotify con la música que aparece en "Me tragó un igualma". Las cinco primeras piezas son selección de Guisado Muñoz. El resto son mías: https://open.spotify.com/user/alejandrocastroguer/playlist/604j6xoztzg78DlxHtGVCi )

En resumidad cuentas, una novela que emplea un lenguaje casi tan hermoso como el mensaje que transmite. Una pizca de esperanza para la literatura y para la Humanidad.