Blog personal de Alejandro Castroguer

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sábado, 16 de enero de 2016

Emaús, o la revelación herida de la juventud


Título: Emaús
Título original: Emmaus
Autor: Alessandro Baricco
Año: 2009
Páginas:  149 
Editorial: Anagrama

Sinopsis: El Santo, Luca, Bobby y el narrador son cuatro adolescentes de clase media y profundamente católicos. La aparición de Andre, una chica de clase alta y costumbres liberales, supondrá el derrumbe de todas sus certezas. Hasta entonces, han sido jóvenes llenos de grandes palabras (amor, deseo, dolor, muerte...) cuyo auténtico significado desconocen. Al igual que en la historia de Emaús, en la que se relata cómo Cristo, ya resucitado, se apareció a dos de sus discípulos y éstos no supieron reconocerlo hasta que fue demasiado tarde, los cuatro protagonistas se enfrentan a la realidad sin saber reconocer todos sus matices, aferrados a una fe monolítica. 


Cuatro adolescentes asisten, pasmados, a la devastación silenciosa que propugna Andre, la chica de sus sueños, ésta es la premisa que sirve a Baricco para hablar, con una lucidez insólita, de los temores e inseguridades de aquéllos: el Santo, Luca, Bobby y el narrador (quién sabe si el propio novelista, dependiendo de lo autobiográfica que pudiera ser la obra). Ella, Andre, chica bien y de familia acomodada, no es consciente del poder devastador de su hermosura, de la impresión que causa en el grupo. Al menos, en un principio; luego, no resultará tan inocente.

Para contextualizar la elección del título del libro que nos ocupa, extractaré el texto bíblico de Lucas 24, 13-35, donde se hace referencia a Emaús: "Dos de los discípulos se dirigían aquel mismo día a un pueblo llamado Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén. (...) Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y se puso a caminar a su lado. Pero, aunque le veían, algo les impedía reconocerle. Jesús les preguntó:
–¿De qué venís hablando por el camino?
Se detuvieron tristes, y uno de ellos llamado Cleofás contestó:
–Seguramente tú eres el único que, habiendo estado en Jerusalén, no sabe lo que allí ha sucedido estos días. (...)
–¿Qué ha sucedido? (...)
–Lo de Jesús de Nazaret (...). Los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo crucificaran. (...) ya han pasado tres días desde entonces. Sin embargo, algunas de las mujeres (...) fueron de madrugada al sepulcro y no encontraron el cuerpo; y volvieron a casa contando que unos ángeles se les habían aparecido y les habían dicho que Jesús está vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron después al sepulcro y lo encontraron todo como las mujeres habían dicho, pero no vieron a Jesús.
Jesús les dijo entonces:
–¡Qué faltos de comprensión sois y cuánto os cuesta creer todo lo que dijeron los profetas! ¿Acaso no tenía que sufrir el Mesías estas cosas antes de ser glorificado?
(...) Al llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo como si fuera a seguir adelante, pero ellos le obligaron a quedarse, diciendo:
–Quédate con nosotros, porque ya es tarde y se está haciendo de noche.
Entró, pues, Jesús, y se quedó con ellos. Cuando estaban sentados a la mesa, tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús.(...)"

Es, pues, Emaús el lugar de la revelación, la adolescencia. Ese fulgor que viene de manos de Andre, la certeza de que, tras su compañía, resucitarán siendo ya adultos, o cuando menos, adolescentes mortalmente heridos. El autor de "Océano Mar" aprovecha hasta el último renglón, con una escritura que bascula entre lo reflexivo y lo poético, para hacer una autopsia de las ilusiones que atesora la juventud y que, a poco que se tuerzan las cosas, acabarán hechas astillas.

Dejo esta cita extraída de la obra: "Se trata sólo de cerrarlos (se refiere a los dedos de una mano) lentamente, con la fuerza de un suave apretón -como si tuviéramos que meter ahí la vida entera. Dice que no tenemos que asustarnos, y que si lo somos todo, ésa es nuestra belleza, no nuestra enfermedad. Es el reverso del horror."

Belleza, antítesis del horror, sea como fuere lo cierto es que en esta novela corta (que hará las delicias de aquellos que amen la literatura por encima de todo) cabe la estrechura entera de las vidas del Santo, Luca, Bobby y el narrador. En nuestros días, éstos en que las letras no son más que una prostituta en manos del dinero, "Emaús" significa una pequeña resurrección. Hosanna.

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