Érase una vez un hombre que, emulando a Luther King, dijo aquello de "Tengo un sueño". Por lo demás era bastante prosaico: comprarse un automóvil. Como era de esperar sus amigos le alentaron, incondicionales en su apoyo justo cuando no pasaba de ser más que el sueño de un infeliz.
Sin embargo cuando, con el paso del tiempo, el coche estuvo aparcado en la puerta de su casa, como era de temer, algunos de los apoyos se diluyeron y se activaron las primeras envidias, incondicionales en la evidencia, dispuestas a negar la realidad. Menos mal que la felonía de los supuestos amigos señaló a los verdaderos.
Sin embargo cuando, con el paso del tiempo, el coche estuvo aparcado en la puerta de su casa, como era de temer, algunos de los apoyos se diluyeron y se activaron las primeras envidias, incondicionales en la evidencia, dispuestas a negar la realidad. Menos mal que la felonía de los supuestos amigos señaló a los verdaderos.
Lo bueno, si breve dos veces bueno. Muy interesante y además que no es el típico tema de estas fechas.
ResponderEliminarGracias, Jaime, por tu atención.
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