Más que una reseña al uso, esta entrada va a tener algo de confesión. El pasado día 22 de septiembre fallecía Adelaida García Morales, y justo ese mismo día, a eso de las 5:50 de la madrugada (antes de salir para el trabajo) elegí el volumen que muestra la fotografía para leer algo durante el trayecto en bus. Por supuesto, no podía ni imaginar que pocas horas después se confirmaría la muerte de la autora (que se produjo de madrugada, quién sabe si a la misma hora en que elegía sus novelas).
¿Casualidad? ¿Extraña intuición? Fuera como fuese, empecé a leer BENE, una historia de fantasma que tiene algo de Una vuelta de tuerca, una historia sobre la presencia ominosa de un hombre. A mediodía, después de regresar a casa y almozar, mi mujer me comunicó la fatal noticia. Adelaida García Morales había fallecido. De repente me sentí raro, golpeado por una extraña fuerza.
Empecé a meditar en la increíble coincidencia existente entre mi elección matutina y la muerte de doña Adelaida. La lectura ganó en intensidad y devoraba la historia con un nudo en la garganta, sensación que se acentuó con EL SUR, una novela que habla de la ausencia del padre del protagonista. Sentí que el libro me hablaba al oído. No pude desoír su llamada y me bebí las dos historias ese mismo día.
No iba a escribir nada respecto de estas dos novelas, porque ¿qué se puede decir de ellas sin destripar nada sustantivo? Son tan breves que, a poco que uno se descuide, revelará la esencia de las mismas. Así que valga estas humildes letras como muestra de condolencia y admiración hacia Adelaida García Morales.
Descanse en paz.
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