Durante esta semana, ¿quién no ha oído hablar de Excalibur? Sí, el perro de Teresa Romero, la auxiliar de enfermería contagiada de ébola. Algunos han dicho, de manera eufemística, que fue eutanasiado; tiene gracia... porque a nadie se le puede practicar la eutanasia salvo que padezca una enfermedad incurable y se encuentre en fase terminal, ni siquiera a un perro. Otros afirmaron que fue sacrificado; que yo sepa, nadie pretendía comerse al pobre can. A veces, los canallas pervierten el lenguaje para hacerlo menos sangrante, para no llamar a las cosas por su nombre. En fin, la hipocresía lingüística de los puritanos.
Excalibur ha sido simple y llanamente ejecutado, ajusticiado, asesinado
el pasado día 8. Una fecha muy triste para todos los que amamos a los
animales y creemos que todavía está por demostrar la superioridad ética y
moral de una raza de canallas como la nuestra sobre la de cualquier raza animal.
Un inocente sentenciado a muerte para encubrir la inoperancia de quienes nos gobiernan.
Un inocente sentenciado a muerte para encubrir la inoperancia de quienes nos gobiernan.
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