Blog personal de Alejandro Castroguer

En este blog podrás estar al tanto de las noticias que generen las novelas "GLENN" (Premio Jaén de Novela 2015), "LA GUERRA DE LA DOBLE MUERTE", "EL ÚLTIMO REFUGIO", "EL MANANTIAL" y "HOLMES Y EL CASO DE LOS OCHO ESTÓMAGOS", y las antologías "Vintage'62: Marilyn y otros monstruos" y "Vintage'63: J.F.K. y otros monstruos" entre otras. Además, es lugar de encuentro para amantes del cine, la literatura, la buena música y las aventuras del Rey Mono.

domingo, 12 de julio de 2020

Lo nuevo de Luis Artigue





Título: Café Jazz El Destripador

Autor: Luis Artigue
Año: 2020
Editorial: Editorial Pez de Plata
Páginas: 294

Las ilustraciones son de Ángel de la Calle


 




Sinopsis (extractada de la web de la editorial): Una novela de rigurosa ambientación sobre Miles Davis en un contexto de segregación, lucha por los derechos civiles y, sobre todo, buena música.

En estas páginas encontramos clubs de jazz en Harlem, tabernas libertinas en Montparnasse, una proeza, una venganza, un Charles Baudelaire leal a los paraísos del opio, sabiduría ocultista, intriga y una propuesta tan diabólica como irrechazable.

Un inquietante biopic pulp sobre la vida del trompetista Miles Davis en el que hay ambición, delitos, drogas, almas vendidas al diablo, una santa con sífilis y una brillante banda sonora… Una novela sobre los estigmas de la genialidad.


Luis Artigue compone esta novela a dos voces, en dos tiempos distintos: París durante la revolución de 1848 y Nueva York durante la revolución musical de 1945, tal y como reza en la contraportada. Aunque hay personajes de toda condición y pelaje, desde los literatos Charles Baudelaire, Honoré de Balzac y Gerard de Nerval y el pintor Gustave Coubert de una parte, hasta los jazzmen Charlie Parker, Freddie Jones, Max Roach y Dizzy Gillespie y las actrices Juliette Gréco y Frances Taylor de otra, la novela centra sus poderes narrativos en la relación que mantuvieron Miles Davis y Charlie Parker, y a su vez cada uno de ellos con sus demonios internos y con la música. 

Ya sea en Harlem o en Montparnasse todo respira malditismo e inspiración, música y literatura, también ese racismo tan yanqui como el Ku Klux Klan o el jazz. Aquí no hay ocasión ni lugar para una vida tranquila, placentera, acotada por los márgenes consuetudinarios que nos constriñen. Literatura y música a raudales para contravenir el orden establecido, ya sea con "Las flores del mal" o con el "Birth of cool". Y en todos los escenarios y personajes late el bebop, esa clase de jazz que Artigue define de la siguiente manera en el capítulo 4: "Todos los músicos son adictos, en verdad: como mínimo son adictos a la música. Y los músicos de jazz bebop en concreto lo son más aún: de hecho son dualistas, crren en la música pura a pesar del cuerpo pecador porque sólo peca el cuerpo pero no el alma que es la música, y por eso se convierten en pecadores cósmicos. Y es que ellos consideran que el cuerpo ha de experimentar con el mal y pecar mucho para que sufra y se retuerza la música y llegue así más allá de la pureza..."

Más adelante el autor matiza su definición: "...el bebop no era sólo música de raza, sino que se trataba de un sonido inserto plenamente en la lucha que se ha venido librando a lo largo de la historia en contra de la arbitrariedad del poder, y en pro de un mundo mejor". Pero los personajes de esta novela, imperfectos por culpa de sus ambiciones y deseos, desoyen a su demiurgo y desobedecen el mandato sagrado de construir otro mundo, porque lejos de edificarlo mejor, se empeñan en demolerlo a golpe de una música que debería ser liberadora y que, en el fondo, ata a Parker y Davis (a éste por momentos) a las peores adicciones.

Parker, más que pájaro, se diría Ícaro, empeñado en suicidarse mientras vuela muy alto. Davis, más que músico, se diría Fausto, capaz de casi cualquier cosa por sobreponerse a la alargada sombra de su maestro y mentor y triunfar a lo grande. Les sucede lo que al poeta Charles Baudelaire, que todo cuanto queda en derredor es usado y puesto en juego en función de la potencia creadora de estos tres monstruos. Y de ahí los exorcismos físicos físicos y los físicos espirituales que se suceden entre las páginas de esta novela para el renacimiento de una música distinta y de unos hombres renovados; otra cosa es que lo segundo sea posible.


A Miles Davis, a diferencia de Parker y Baudelaire, lo salva el amor, que conoce de primeras en París y de segundas en Nueva York. A Miles lo salva Juliette Greco, que en palabras que Artigue pone en boca del trompetista en el capítulo 28 es "mi mujer ideal, mi tierra prometida, mi isla del tesoro, la reencarnación de París con la Torre Eiffel bajo un cielo azul perfecto". Tras la separación de la francesa, a Miles lo rescata Frances Taylor, a quien se define en el capítulo 36 en función de su predecesora: "querer a una es querer a la otra, y tener a una es tener a la otra, y recuperar a una es no haber perdido a la otra". Juliette Venus blanca, Frances Venus blanca, ambas camino, luz e inspiración para el protagonista. Los demás personajes no tendrán la misma suerte que el trompetista.

En definitiva, una novela que suena a música por los cuatro costados, que nos transporta por sobre todo a aquel Nueva York (o deberíamos decir Harlem) donde todo era posible e imposible, donde el bebop quemaba músicos con esa rapidez con que Parker tocaba el saxo y liberaba almas con esa lentitud con que Miles congelaba el tiempo con su trompeta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario