La instantánea es obra de Mari José Reina.
Se realizó este agosto pasado (domingo 24) en un célebre cementerio de la capital malagueña, a primera hora de la mañana. Levantarse un domingo tan temprano es casi pecado mortal, pero nos ayudó en ello el despertador biológico de mi pequeña Nora.
Era un día igual a otros de este verano, pegajoso, frustante, desalentador... Poca gente por la calle en el barrio de la Malagueta, salvo los que paseaban a sus perros. Y por supuesto nosotros, Vanessa, Nora y yo, esperando a Mari José, que apareció en su coche. Nos encontramos a un paso del antiguo Palacio de Justicia de Málaga y más antiguamente, Hotel Miramar.
Seguramente habría conjugado más con el estilo de la obra una mañana lluviosa, incluso que se advirtiese la presencia de la lluvia sobre mi cara. No puedo ser. La GDM se aprestaba a entrar en la imprenta y era imposible esperar más. Fue una sesión agradable de una hora y media en la que Mari José Reina disparó unas 40 veces su cámara. A tal efecto usé la camisa oscura de la fotografía y una camiseta de Akira a la que le tengo especial cariño y que compré en Madrid.
Por descontado mientras estuvimos en el cementerio se guardó el máximo respeto y tanto fotógrafa como autor se abstuvieron de pisar lápidas o cruzar por donde no se debía. Y digo esto porque he visto otros reportajes en los que se han tumbado sobre ellas y se han disfrazado de vampiros a fin de hacerlas más interesantes.
Contaros que la gran cruz que aperece por detrás mío es de una altura que no os imagináis, seguramente debido a la perspectiva de la propia instantánea, y que de primeras se me antojó una fotografía algo rebuscada. Menos mal que allí se impuso el criterio de Mari José Reina que dijo: Tú confía en mí. Si no te gusta no pasa nada, hay muchas otras.
He de agradecer el esfuerzo de la profesional por hacer el mejor de los trabajos. Y vaya si lo consiguió. Magnífica instantánea.
Para finalizar gracias a mi mujer y a mi pequeña por esperar pacientemente entre tumbas y cipreses. Menos mal que había sombra donde cobijarse.
Se realizó este agosto pasado (domingo 24) en un célebre cementerio de la capital malagueña, a primera hora de la mañana. Levantarse un domingo tan temprano es casi pecado mortal, pero nos ayudó en ello el despertador biológico de mi pequeña Nora.
Era un día igual a otros de este verano, pegajoso, frustante, desalentador... Poca gente por la calle en el barrio de la Malagueta, salvo los que paseaban a sus perros. Y por supuesto nosotros, Vanessa, Nora y yo, esperando a Mari José, que apareció en su coche. Nos encontramos a un paso del antiguo Palacio de Justicia de Málaga y más antiguamente, Hotel Miramar.
Seguramente habría conjugado más con el estilo de la obra una mañana lluviosa, incluso que se advirtiese la presencia de la lluvia sobre mi cara. No puedo ser. La GDM se aprestaba a entrar en la imprenta y era imposible esperar más. Fue una sesión agradable de una hora y media en la que Mari José Reina disparó unas 40 veces su cámara. A tal efecto usé la camisa oscura de la fotografía y una camiseta de Akira a la que le tengo especial cariño y que compré en Madrid.
Por descontado mientras estuvimos en el cementerio se guardó el máximo respeto y tanto fotógrafa como autor se abstuvieron de pisar lápidas o cruzar por donde no se debía. Y digo esto porque he visto otros reportajes en los que se han tumbado sobre ellas y se han disfrazado de vampiros a fin de hacerlas más interesantes.
Contaros que la gran cruz que aperece por detrás mío es de una altura que no os imagináis, seguramente debido a la perspectiva de la propia instantánea, y que de primeras se me antojó una fotografía algo rebuscada. Menos mal que allí se impuso el criterio de Mari José Reina que dijo: Tú confía en mí. Si no te gusta no pasa nada, hay muchas otras.
He de agradecer el esfuerzo de la profesional por hacer el mejor de los trabajos. Y vaya si lo consiguió. Magnífica instantánea.
Para finalizar gracias a mi mujer y a mi pequeña por esperar pacientemente entre tumbas y cipreses. Menos mal que había sombra donde cobijarse.
La foto es muy buena, Alejandro. Felicitaciones para la fotógrafa. ¿Irá esta en la solapa?. Y mira, la camisa es muy mona.
ResponderEliminarLa foto está genial, Alejandro. Te hemos afiliado a nuestro blog, llevándonos la imágen de tu libro con el enlace. Saludos infectados.
ResponderEliminarGracias Susana. Es ésta la que aparece en la solapa. Lo que pasa es que figura en blanco y negro, y algo recortada. Por ello es por lo que la he subido al blog.
ResponderEliminarInfectado, gracias. Un honor figurar en vuestro blog.
ResponderEliminarMuy guapa la foto, me gusta la luz que tiene. Esperando el libro, que ya estamos a finales de septiembre.
ResponderEliminarQue bien que vaya la foto en la solapa.
Ya veo que me he columpiado, que ya está el libro en la calle, o al menos en camino.
ResponderEliminarEn la pagina de Almuzara no he encontrado ninguna referencia del libro.
¿Podrías decir el isbn del libro para poder encargarlo?
Gracias de antemano.
Ok, gracias, Jaime.
ResponderEliminarEn esta página ya lo puedes reservar:
http://tienda.cyberdark.net/la-guerra-de-la-doble-muerte-n36737.html
Lo del IBSN lo miro y te lo digo. Un saludo.
Ya oí la entrevista. Estuviste genial y además ya se como suena tu voz. Con ese acento andaluz, que tienes. Elegiste el tema de slipknot? me encantan. Saludos infectados
ResponderEliminarGracias, Macu. El acento es indisimulable. Tampoco me avergüenzo, ni mucho menos. Y el tema de inicio de la entrevista lo elegieron ellos. Un saludo.
ResponderEliminarSalvando las distancias, si no se avergüenza de su acento un autor tan excepcional como Antonio Muñoz Molina, ¿por qué habrías de hacerlo tú?
ResponderEliminarEnhorabuena por el éxito que, sin duda, te aguarda. Saludos.
Gracias por el apoyo, Mil Noches.
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