¿Los médicos londinenses del siglo XIX tenían mejores condiciones laborales que los escritores españoles del siglo XXI?
Hoy, día de reivindicación, os quiero hacer una reflexión a cuenta de uno de los relatos de Sherlock Holmes y el mundillo editorial, o más concretamente, los beneficios que de ello obtiene el novelista/escritor. El relato en cuestión es "El paciente interno", uno de los 56 que escribió Arthur Conan Doyle en torno a la figura de Sherlock Holmes. Fue publicado originalmente en The Strand Magazine, y luego en la colección "Memorias de Sherlock Holmes".
De lo que os voy a hablar es de lo siguiente: el acaudalado señor Blessington ofrece al doctor Percy Trevelyan (que pasa serios apuros económicos) una oferta que no podrá rechazar. Él le montará una consulta médica... pero dejemos que Blessington se explique mejor que nadie:
Yo buscaré la casa, la amueblaré, pagaré las criadas y lo administraré todo. Lo único que debe usted hacer es desgastar el asiento de su silla en el gabinete de consulta. Le dejaré que disponga de dinero de bolsillo y de todo lo necesario. Después, usted me entregará las tres cuartas partes de lo que gane y se reservará para sí el otro cuarto.
Lo gracioso (casi paradójico) del caso es que cuando lo lees piensas que la oferta es abusiva, al borde de lo indecente. Que el tal Blessington le entregue al doctor sólo el 25% de los beneficios de la consulta (de su trabajo) es cuando menos criticable. Luego me puse a darle vueltas al tema y me dije... pero si las editoriales son todavía más abusivas que el acaudalado tipo. Sí, más aún.
Ellas, las editoriales, sólo te dan con suerte el 10% de beneficio (con suerte) y que yo sepa ninguna lo ha hecho ni ninguna se ha interesado por hacerlo, digo lo de buscarme la casa, amueblarla y pagarme las criadas.
Así que ya veis que en pleno siglo XIX estaban mejor que en este modélico y casi utópico siglo XXI (entiéndase la ironía). Yo aún espero encontrar el editor que me dé esas condiciones más el 25% de beneficio de mi trabajo. A ver si alguna vez conseguimos estar en igualdad de condiciones que un médico londinense del siglo XIX.
He dicho.
Hoy, día de reivindicación, os quiero hacer una reflexión a cuenta de uno de los relatos de Sherlock Holmes y el mundillo editorial, o más concretamente, los beneficios que de ello obtiene el novelista/escritor. El relato en cuestión es "El paciente interno", uno de los 56 que escribió Arthur Conan Doyle en torno a la figura de Sherlock Holmes. Fue publicado originalmente en The Strand Magazine, y luego en la colección "Memorias de Sherlock Holmes".
Nicholas Clay y Patrick Newell en El Paciente Interno
De lo que os voy a hablar es de lo siguiente: el acaudalado señor Blessington ofrece al doctor Percy Trevelyan (que pasa serios apuros económicos) una oferta que no podrá rechazar. Él le montará una consulta médica... pero dejemos que Blessington se explique mejor que nadie:
Yo buscaré la casa, la amueblaré, pagaré las criadas y lo administraré todo. Lo único que debe usted hacer es desgastar el asiento de su silla en el gabinete de consulta. Le dejaré que disponga de dinero de bolsillo y de todo lo necesario. Después, usted me entregará las tres cuartas partes de lo que gane y se reservará para sí el otro cuarto.
Lo gracioso (casi paradójico) del caso es que cuando lo lees piensas que la oferta es abusiva, al borde de lo indecente. Que el tal Blessington le entregue al doctor sólo el 25% de los beneficios de la consulta (de su trabajo) es cuando menos criticable. Luego me puse a darle vueltas al tema y me dije... pero si las editoriales son todavía más abusivas que el acaudalado tipo. Sí, más aún.
Ellas, las editoriales, sólo te dan con suerte el 10% de beneficio (con suerte) y que yo sepa ninguna lo ha hecho ni ninguna se ha interesado por hacerlo, digo lo de buscarme la casa, amueblarla y pagarme las criadas.
Así que ya veis que en pleno siglo XIX estaban mejor que en este modélico y casi utópico siglo XXI (entiéndase la ironía). Yo aún espero encontrar el editor que me dé esas condiciones más el 25% de beneficio de mi trabajo. A ver si alguna vez conseguimos estar en igualdad de condiciones que un médico londinense del siglo XIX.
He dicho.
Teniendo en cuenta que le pagaban la casa los muebles, las criadas, la comida y encima cobre...me parece un chollo!!
ResponderEliminarY tanto. O no tanto. Depende de cómo lo veas.
ResponderEliminarle daba la tercera parte del dinero
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