Poco que decir que no expliquen las imágenes. Quizá que Sandra (de la editorial Dolmen) estuvo en todo muy atenta con nosotros los escritores y que así da gusto ser traído y llevado a cualquier sitio. Un diez para ella.
Nada más llegar al Festival, corrimos a hacernos la protocolaria fotografía delante del pertinente fotocall. ¿Quién sabe lo que valdrá esta instantánea en el fututo? Aparezco acompañando a Antonio Calzado, uno de mis mejores amigos, y a Alejandro de Bernardi, un tipo encantador que supo lidiar con nuestras excentricidades.
Nos echamos hacia la derecha para que se viese completamente el logotipo del Festival. Y es que es tan mono con su King Kong y su "T" palmera.
Abel Marcovaldo hace de las suyas. Toma cuernos delante del fotocall.
Sandra (de Dolmen) aparece más arriba micrófono en mano, dispuesta a presentar a los cuatro locos que nos sentábamos a la mesa. Pero locos por escribir estas historias tan extremas, no por otra circunstancia. Fue una charla de lo más interesante.
De izquierda a derecha aparecen los autores: Sergio Llauger (Diario de un Zombi), Abel Marcovaldo (protagonista de El Manantial), Antonio Calzado (La Muerte Escarlata) y Alejandro de Bernardi (La isla del tesoro Z). Desde aquí os recomiendo la compra de cualquiera de las cuatro obras.
Me caen dos lágrimas de sangre de la alegría de estar en Sitges. Gracias a todos los que fueron y nos arroparon en todo momento. Así da gusto.
Una lectora sonríe aviesamente con el preservativo de El Manantial en la mano. Y es que lo importante es divertirse leyendo.
Fue un placer conocer en persona a Emilio J.Bernal, el autor de "Las almas podridas". Acompañado de su mujer Montse y de su hija Mónica, tuve la suerte de cenar con él. Las risotadas aún se escuchan en el paseo marítimo de Sitges. En verdad, sólo por esa cena mereció la pena hacer tantos kilómetros.
Posando junto a LLauger, Calzado y De Bernardi. Cuando nos cansamos de hacerlo de manera más o menos convencional, de frente, nos giramos y adoptamos una pose a lo Scarlett Johansson. Entonces sí que dispararon todo tipo de flashes. La cuestiñon era divertirse lo máximo. Y en verdad que lo pasamos en grande.
Y se nota que lo recuerdas con cariño :)
ResponderEliminar¡Besos, Alejandro!
Que se repitan muchos momentos como esos!!!
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