Autor: Miguel Córdoba
Año: 2015
Editorial: Ediciones El Transbordador
Páginas: 227
Texto de contraportada: A la ciudad de Gran Salto acaba de llegar un forastero. Es un tipo muy
alto —casi parece un zancudo—, viste de negro y lleva puesta una
ridícula chistera. Sus ojos, de un extraño color violeta, contienen
todas las estrellas del cosmos. Lleva consigo una maleta pasada de moda
donde guarda el destino de cuatro chicos, una cuchilla con la que cortar
una sonrisa y un plan para que se deje de construir la ciudad. Ha
venido a curar viejas heridas.
Perros que emiten gemidos casi humanos, unos terribles asesinatos en
casa de un famoso escritor o un lago con un romántico y asfixiante
secreto son sólo algunos de los ingredientes de esta singular historia.
«Ciudad de Heridas» es una novela que atrapa irremediablemente al lector
en un mundo de terror, ciencia ficción y surrealismo.
El Habitante Incierto posa con la novela |
Anunciar el nacimiento de una nueva editorial siempre es motivo de alegría, y más aún si radica en Málaga, ciudad herida de muerte culturalmente hablando. Una ilusión la de esta joven empresa que debería contagiar a las altas esferas municipales, esferas que, de una puñetera vez, deberían promover la cultura de verdad y dejar de apostar por exposiciones y museos para cruceristas. ¡Bienvenido pues, El Transbordador, a este difícil universo de las letras!
Vayamos ahora con la obra que nos trae hoy hasta aquí: Ciudad de Heridas. ¿Qué se puede decir de esta laberíntica novela sin desvelar nada sustantivo? De primeras, que toda la obra está presidida por la figura zancuda de un tipo que, tocado con chistera y vestido con abrigo largo, se pasea por Gran Salto (el pueblo en que transcurre la acción) sin soltar una maleta pasada de moda. ¿Qué esconde ella? Seamos prudentes y digamos tan solo que se trata de un terrible secreto, secreto que compete a cuatro amigos, los Ratas Azules, a saber: Damián, Max, Andrés y Jaime. El pasado y el presente como territorios a conquistar. La realidad y la ficción como escenarios a descifrar. Dos novelas en una que se entrecruzan. Dos escritores, dioses en miniatura, que no dejan de mover a su personajes. Tal vez tenga razón el enigmático tipo de la chistera cuando sostiene ante Damián Mustieles que "Dios es una chica de nueve años que vive dentro de una urna de cristal en una base subterránea secreta de Nebraska. Pero ésa es otra historia." Otra historia que debe ser contada en otra ocasión, añade el Habitante Incierto de esta Casa Deshabitada.
Vayamos ahora con la obra que nos trae hoy hasta aquí: Ciudad de Heridas. ¿Qué se puede decir de esta laberíntica novela sin desvelar nada sustantivo? De primeras, que toda la obra está presidida por la figura zancuda de un tipo que, tocado con chistera y vestido con abrigo largo, se pasea por Gran Salto (el pueblo en que transcurre la acción) sin soltar una maleta pasada de moda. ¿Qué esconde ella? Seamos prudentes y digamos tan solo que se trata de un terrible secreto, secreto que compete a cuatro amigos, los Ratas Azules, a saber: Damián, Max, Andrés y Jaime. El pasado y el presente como territorios a conquistar. La realidad y la ficción como escenarios a descifrar. Dos novelas en una que se entrecruzan. Dos escritores, dioses en miniatura, que no dejan de mover a su personajes. Tal vez tenga razón el enigmático tipo de la chistera cuando sostiene ante Damián Mustieles que "Dios es una chica de nueve años que vive dentro de una urna de cristal en una base subterránea secreta de Nebraska. Pero ésa es otra historia." Otra historia que debe ser contada en otra ocasión, añade el Habitante Incierto de esta Casa Deshabitada.
De complicada clasificación, pues marida terror, ciencia ficción y surrealismo, la obra de Miguel Córdoba nos cuentas muchas cosas y, al mismo tiempo, ninguna; juega a enredar al lector real (el que posee el libro) y a los lectores personajes (ésos que viven en sus páginas) en una espiral descendente que acabará por desvelar el verdadero secreto del que es emisario el zancudo de la chistera. Es la historia del escritor Damián Mustieles, ese descenso a los infiernos más comunes, ése que puede desintegrar la unidad familiar. También la historia de Gabriela Flanagan. La de Max el Coleta. La visita a "La Guarida". La presencia del Lago Cocito. La desaparición de Sara Gallardo sin xplicación aparente. El Hayedo. Ese instante en que cobra protagonismo Los Cantos de Maldoror, del Conde de Lautréamont.
Hablar de influencias en esta Ciudad de Heridas, si no consultamos en persona al autor, podría convertirse en un verdadero juego. Córdoba apuntaría algunas, seguramente con mayor fundamento que las que citará a continuación el Habitante Incierto, pero éste apuesta por las novelas La historia interminable, de Michael Ende (pero ésa es otra historia), y Cien años de soledad, de G. García Márquez, y por películas como Cuenta conmigo, de Rob Reiner, y The Cabin in the Woods, de Drew Goddard. Sea como fuere, estamos ante una novela realmente singular y ante un autor que apuesta por el género de calidad, escrito para lectores inteligentes, casi una rara avis en nuestros días.
Lo difícil para Ediciones El Transbordador va a ser mantener el nivel alcanzado con ésta su primera publicación. El tiempo resolverá esta duda, pero ésa es otra historia. Dejemos que sea la propia editorial la que nos la cuente en otra ocasión.
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