Nuestra vigorosa democracia (ejemplar dirán algunos capitostes) da cobijo, en realidad, a una sociedad enferma donde se manipula vergonzantemente la información, se practica la vigilancia masiva (ya sea callejera o doméstica), y la represión política y social señala a los que deben ser ajusticiados. Por si no fuese bastante, también tenemos el "crimen de pensamiento" y la "neolengua", y ya puestos, pantallas en cada casa desde donde controlarnos minuto a minuto. La policía del Pensamiento se vale de las denuncias, fundadas o no, del vecino para entrar en acción. Todos estamos atados de manos, vigilados hasta el mismísimo extremo del absurdo. George Orwell falló en el cálculo del año, pero no en la esencia de la sociedad que describió en su novela más famosa.
Éste no era el futuro con que había soñado. En cualquier caso, ¡bienvenidos a la democracia más dictatorial de esta parte del siglo XXI! Y es que, 1984 es ahora mismo.
Éste no era el futuro con que había soñado. En cualquier caso, ¡bienvenidos a la democracia más dictatorial de esta parte del siglo XXI! Y es que, 1984 es ahora mismo.
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