"Cuando
era joven, e iba de gira por Europa, pensaba que el mundo entero cabía
en su piano Anton Walter. Ahora que se muere, demasiado lúcido para ser
viejo, en un apartamento de la Rauhensteigasse, sólo piensa en el piano y
en su orfandad silenciosa. Y en que es apenas más grande que ese ataúd
que no tendrá."
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