Un día como el de hoy, 22 de enero, pero de 2010, nació este blog y lo hacía, única y exclusivamente, para la publicación de los capítulos de una novela de terror que iría escribiendo, semana a semana, para gozo o espanto de los hipotéticos lectores. Nunca antes había intentado algo semejante ni mostrado en público mis escritos. Pues bien, aquella aventura empezó de la mejor manera: la primera entrada cosechó más de mil visitas y casi un centenar de comentarios. Fue un éxito inesperado, aunque deseado. Ello me animó a perseverar en el esfuerzo. Por aquel entonces este blog se llamaba "La Guerra de la Doble Muerte", pues tal era el título de la novela en cuestión.
La obra se consolidó de tal manera que, a la altura del capítulo 15, recibí dos ofertas para publicarla. Después de más de veinte años de aprendizaje silencioso (cuando era muy muy joven mi escritura tenía mucho de ensayo y error), había conseguido que alguien se fijase en mis proyectos y apoyase decididamente uno de ellos. Después de siete novelas (destruí seis de ellas por pudor), "Jeroglíficos
de muerte y salvación" (que luego adoptaría el título de "Carcoma"), "Como una raya de tiza", "Un niño bueno", "Soñaba que
soñaba", "Las puertas", "Horizonte Marfil" y de "El bailarín de claqué" (ésta es la única que sobrevive), le tocaba el turno a "La Guerra de la Doble Muerte".
Poco
antes de la publicación por Almuzara de esta historia de terror, nacía mi hija Nora.
Así pues, a finales del 2010 yo era candidato a ser galardonado como
el "hombre más feliz del año".
Portada de "La Guerra de la Doble Muerte", publicada por Almuzara |
Luego tuve ocasión de publicar otras dos novelas de terror: la descarnada y brutal "El Manantial", del año 2012, y "El último refugio", del 2013, continuación y final de "La Guerra de la Doble Muerte".
Por su parte, a mediados de esta década, el blog adoptó el nombre de "La Casa Deshabitada", en recuerdo al célebre relato de Conan Doyle y en honor a dos novelas que guardaba en el cajón: "Holmes y el caso de los ocho estómagos" y "La octava noche". Aunque el género de terror me había dado la oportunidad de asomar la cabeza al mundo editorial y de conocer a muchos lectores, decidí que era hora de explorar otros caminos.
Por fortuna, a finales de 2015, una de mis novelas más preciadas se alzó con el Premio Jaén de Novela. Se llamaba "Glenn". Había ganado la apuesta: el camino elegido me había guiado no al final sino al mismísimo principio; de nuevo era un principiante con ganas de escribir aquello que bullía en mi cabeza, un escritor sin límites ni fronteras, sin etiquetas. A partir de entonces, regresé al aprendizaje silencioso, a la oscuridad de mi estudio, empeñado en pulir una nueva obra (novela "americana", por cierto) en la que, por cierto, llevo trabajando desde la misma noche en que recibí el citado premio.
"Glenn", Premio Jaén de Novela 2015 |
Abandoné mi retiro literario brevemente en 2017 cuando GasMask Editores apostaba por "Holmes y el caso de los ocho estómagos", en una cuidada edición que hizo las delicias de todos los holmesianos. Un hermoso espejismo, porque de inmediato me sumergí en el trabajo.
Ahora, después de su segundo bautizo, el blog se llama "El perro de Amadeus" en referencia a mi pasión por la música en general y a la mozartiana en particular. Con sus más de 800 entradas y sus casi 450.000 visitas a la espalda, el blog ha hablado de todo un poco: de Mozart, por supuesto, y también de Bach; de jazz; de viejas películas y de otras rabiosamente actuales; de novelas de todo tipo, de colecciones de cuentos y de diarios; de poesía; de activismo antiespecista; y, cómo no, de algunos de mis proyectos más preciados.
Es verdad que, durante 2019, el blog casi ha enmudecido, pero sigue aquí, respirando música, cine y literatura por los cuatro costados, latente hoy, en el día de su DÉCIMO ANIVERSARIO, a la espera de poder ofreceros nuevas noticias. Seguro que renacerá con todo el empuje de 2010.
Alejandro Castroguer
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