Podría servir de advertencia para quienes se atrevan a iniciar la lectura de El Manantial. Está tomado del inicio mismo de Los Cantos de Maldoror, del conde de Lautémont.
El autor |
Plegue al cielo que el lector, enardecido y monentáneamente feroz como lo que lee, halle, sin desorientarse, su abrupto y salvaje sendero por entre las desoladas ciénagas de estas páginas sombrías y llenas de veneno.
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