Ayer día 11 de noviembre de 2014 fue una fecha especial para alguien como el Habitante Incierto, que es escritor por vocación y malagueño por obligación. Y es que fue un enorme placer comprobar cómo la conferencia de Antonio Muños Molina en La Térmica (Málaga) fue un estruendoso éxito. No cabía un alfiler en la sala, tanto que hubo más de un centenar de personas que permanecieron de pie durante los noventa minutos que duró el acto, y otros muchos que no lograron entrar (se denegaba el paso, supongo que por motivos de seguridad).
La fotografía ha aparecido en Sur.es, y es de Carlos Moret. |
El Habitante Incierto llegó temprano, en busca de un lugar desde donde oír cómodamente al autor de "Sefarad" (con unos cuarenta minutos de adelanto); y por poco se queda sin asiento. La conferencia empezó con un mínimo retraso, producto de la sesión de fotos a que sometieron al novelista fuera y dentro de la sala. Tras la exposición, excesivamente laudatoria y panegírica del moderador, Muñoz Molina tomó la palabra para, de inmediato, pedir perdón a todos lo que se agolpaban al fondo y no podían sentarse.
A los veinte minutos una parte de la sala quedó en penumbra, no sé si por aquello de ahorrar en presupuesto y gasto inutil de energía, o por rebajar la temperatura a causa del exceso de público. La conferencia transcurrió sin mayores contratiempos: Antonio Muñoz Molina dispone de las suficientes tablas y de la cultura necesaria para meterse al auditorio en el bolsillo, como así sucedió. Habló de tantas cosas que es tarea casi imposible hacer un resumen. Pero lo intentaré.
Habló de la peligrosidad del pensamiento único: "En Andalucía es muy difícil llevar la contraria", apuntó (puso a Andalucía como ejemplo de lo que sucede en otras Comunidades Autónomas, no porque seamos más intelerantes que los demás).
De la lapidación de dinero público en grandes fastos, léase Olimpiadas o Expo, y ferias locales de todo tipo: "EE.UU. es un país mucho más austero en todos los sentidos que España, que es un país de segunda fila respecto de aquél", añadió.
De la vitalidad de un estado democrático y de su vigencia frente al populismo (no pudo evitar las preguntas de moderador y espectadores respecto de Podemos) y a las grandes proclamas. De la necesidad de trabajar por ella todos los días y desde todos los estratos de la sociedad. "Soy antiutópico", apostilló.
De la defenestración de la cultura en nuestra tierra: "España es un país que desprecia la cultura". De lo triste que es ver cómo se pierden generaciones sin que nadie sea capaz de levantar la voz: "No hay espectáculo más triste que el de las capacidades desperdiciadas".
De las bondades de nuestro sistema educativo público, pese a los recortes. De la excelencia de nuestra sanidad, también diezmada por quienes usan La Crisis como patente de corso con que esconder los desmanes de sus allegados.
De los idealismos, de lo que se proclama y no se cumple, no ya a gran escala, sino a pie de tierra. Aprovechó la ocasión para bromear en torno a aquella época en que era estudiante y leía el manifiesto comunista, ebrio de revolución y vientos de cambios, y ridiculizar su comportamiento machista en casa, con su madre; comunista sí, pero comodón. Mejor que la cama y el desayuno lo hagan otros.
De que las cosas están cambiando. De lo conseguido en materia de igualdad entre hombres y mujeres. De lo lejano que queda ya la imagen de autobuses, centros de trabajo y cines llenos de humo.
De que, por culpa (o gracias) de la crisis, el pueblo ha despertado, ha abierto los ojos y cerrado los puños, dispuesto a no consentir más atropellos: "Tenemos que celebrar que la corrupción ya escandaliza", sentencia que fue lo más aplaudido de la conferencia.
De que la democracia la construímos todos, desde abajo, desde la inmediatez de nuestros puestos de trabajo, desde nuestra responsabilidad como ciudadanos. Fue el momento en que habló de la Ética de la caca de perro. Cómo: el público quedó estupefacto. ¿La Ética de la caca de perro? ¿Qué es eso? No hizo falta que nadie pidiera una explicación al respecto. Estaba dispuesto a ofrecerla de inmediato: imagina que bajas de noche a pasear a tu perro. Defeca y no hay nadie a la vista. ¿La recoges o la dejas y te marchas?
Antes de finalizar, el moderador le preguntó por la nueva novela, de inminente publicación: Como la sombra que se va, que narra la vida del asesinato de Martin Luther King.
Antes de finalizar, el moderador le preguntó por la nueva novela, de inminente publicación: Como la sombra que se va, que narra la vida del asesinato de Martin Luther King.
El Habitante Incierto y Muñoz Molina en torno a "Sefarad" |
El turno de preguntas dio oportunidad a algunos para intentar ser más protagonistas que el autor de "El jinete polaco". De intentarlo... y no conseguirlo. La de masturbarse en público cuando echaban mano al micrófono y eyacular su petulancia en forma de preguntas sin forma, de disgresiones con que demostrar que estaban igual de preparados que el conferenciante. De puta pena que aún haya gente que vaya a lucirse en estos actos.
Terminada la conferencia, el Habitante Incierto fue lo suficientemente habilidoso como para que, a la hora de las firmas, colocarse en tercer lugar, a pesar de partir de una posición más bien mala (imitó a Fernando Alonso cuando saliendo desde la séptima posición de parrilla es capaz de colocarse tercero o segundo). Fue momento de hablar brevemente con Antonio, y devolverle la cortesía que tuvo cuando hace tres años me dedicó todo un desayuno (una hora completa) en Café Comercial, en Madrid.
Regresé a la Casa Deshabitada con la satisfacción de haber escuchado a un gran orador y a un mejor escritor. Sin duda, velada para el recuerdo.
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