Mi hija en el Museo Ruso |
Como ejercicio de modestia y de coherencia doy gracias todas las mañanas
por lo que me ha regalado la vida (ejercicio no necesariamente
cristiano). Sin faltar nunca a la cita.
GRACIAS a la vida (que cada uno dé las gracias a aquello en lo que crea) por haberme permitido conocer a mi esposa Vanessa.
Por haberme obsequiado con el mejor de los regalos, mi hija Nora.
Por el trabajo que me permite pagar todas las facturas, con que hacer frente a todos los pagos.
Por la casa donde puedo cuidar y mimar a mi esposa y a mi hija.
Por haberme convertido en vegano, por haberme permitido comprender la importancia de dignificar toda forma de vida.
Por otorgarme la capacidad de leer y escribir, y así sacar a la luz todos mis demonios y ángeles internos.
Por mis padres, mis hermanos. Por mis compañeros animales. Por mis buenos amigos.
Y por ser consciente de que el ejercicio de dar las gracias es vital, y afrontarlo todas las mañanas desde la modestia y la coherencia.
GRACIAS a la vida (que cada uno dé las gracias a aquello en lo que crea) por haberme permitido conocer a mi esposa Vanessa.
Por haberme obsequiado con el mejor de los regalos, mi hija Nora.
Por el trabajo que me permite pagar todas las facturas, con que hacer frente a todos los pagos.
Por la casa donde puedo cuidar y mimar a mi esposa y a mi hija.
Por haberme convertido en vegano, por haberme permitido comprender la importancia de dignificar toda forma de vida.
Por otorgarme la capacidad de leer y escribir, y así sacar a la luz todos mis demonios y ángeles internos.
Por mis padres, mis hermanos. Por mis compañeros animales. Por mis buenos amigos.
Y por ser consciente de que el ejercicio de dar las gracias es vital, y afrontarlo todas las mañanas desde la modestia y la coherencia.
Probadlo,
amigos del blog, no os hará daño. De paso seréis conscientes de todo lo
que tenéis, y daréis menos importancia a lo que os falta. Luego no digáis que no os lo dijo el Habitante Incierto de la Casa Deshabitada.
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