In Memoriam Ray Bradbury
Me entero de la muerte de Ray Bradbury a través de un sms. De inmediato creo que es un sms de publicidad. Es más, le digo a mi madre -ya que me encuentro en la casa de los abuelos de mi hija Nora-: "seguro que es de Movistar".
Pero no, la noticia me aguarda en la memoria del móvil, dispuesta a noquearme. Y vaya si lo consigue. Leo como alucinado varias veces el sms del compañero escritor, y no doy crédito: "se ha muerto el Maestro, Ray Bradbury".
DEP, Maestro
Sonrío ante mis padres, ante mi mujer. Esgrimo como un escudo la edad del escritor: -Es que tenía más de 90 años. Pero algo ha ardido dentro de mí y se muere en apenas un segundo. De hecho, tardaré bastante tiempo en darme cuenta que no es otra cosa que la secreta esperanza de haberme cruzado con Ray en algún evento y que me hubiese dedicado la 1ª edición española de "Crónicas Marcianas".
Necesito encender el ordenador y conectarme. Ahí están las noticias y los comentarios en twitter y en facebook. Vaya por Dios. Se confirma definitivamente: al autor de "Fahrenheit 451" (novela de la que se hizo la mejor adaptación cinematrográfica bradburiana, firmada en este caso por F.Truffaut) se le acabó el margen ayer día 5 de junio de 2012.
Y ahora qué hago: necesito tocar sus libros, regodearme en su tacto... pero estoy muy lejos de casa y hasta dentro de un par de horas no volveré.
F.Truffaut y J.Christie en un descanso del rodaje de Fahrenheit 451
Me queda el recuerdo. Trato de hacer memoria. Es fácil de saber cuál fue el primer libro que compré de Ray Bradbury. Fue "Fahrenheit 451" de la Colección de Ciencia Ficción que vendiera Orbis a mediados de los años ochenta. Estoy yo más lejos de aquel chaval de catorce años que juntaba 250 pesetas a la semana para comprarse el Orbis de turno, que Ray Bradbury a estas horas de su querido Marte. ¿Qué quedará de aquel adolescente en este escritor? Quiero suponer que casi todo, como se vanagloriaba de decir una y otra vez Ray Bradbury.
¿Cuándo leí aquel "Fahrenheit 451" azul de ribetes plateados? Ya no lo recuerdo. Hubo una época en mi vida que anotaba en la última página la fecha en que finalizaba la lectura. Pero en aquella ocasión no lo hice. Me gusta imaginar que fue en una época parecida en que nacía en mí la admiración por películas como "El Padrino" o "2001, una odisea espacial", por músicas como la "Sinfonía Turangalila" de Messiaen, por la prosa de Franz Kafka... Lo que sí es cierto es que me conmovió aquella sociedad en que los bomberos, en lugar de apagar fuegos, quemaban libros. Desde entonces no pude dejar de leer historias escritas por Ray Bradbury.
Así que mi pasión por este novelista tiene ya casi treinta años, varios más de los que tienen algunos de mis lectores. Luego he ido consiguiendo a través de internet el 95% de su obra narrativa. No diré que es el 100% porque siempre habrá algún cuento que se me escapa en algún recopilatorio.
Mi colección de obras del maestro
De su obra destacaría sin dudarlo "Crónicas Marcianas", que me parece el mejor libro de fantasía/ciencia ficción jamás escrito. Lo habré leído tres veces al menos. De vez en cuando regreso a sus cuentos para recrearme y aprender. Su poder evocador y la belleza de su prosa son inigualables, incluso para la misma obra bradburiana. Manejaba las palabras con la ductilidad de un poeta y las metáforas con la fuerza de una locomotora. Incluso el mismo Jorge Luis Borges prologó esta obra y señala "La Tercera Expedición" como el relato más alarmante de todos.
Edición de "Crónicas Marcianas" con prólogo de Jorge Luís Borges
Pero cómo no citar sus cuentos. Cómo no citar "El peatón", "La máquina voladora", "El ruído de un trueno", "La última noche del mundo", "La padrera", "¡Muchachos! !Cultiven hongos gigantes en el sótano!" o "El tambor de Shiloh", entre cientos de pequeñas obras maestras.
Para finalizar os dejo la fotografía de la lápida funeraria del maestro, en el Cementerio Westwood Village Memorial Park, que dice a petición suya: "Autor de Fahrenheit 451". Poco más que añadir, salvo que hoy está de luto esta Casa Deshabitada.
Cuando leí Crónicas Marcianas fue en esa edición, y el prólogo está impregnado de admiración hacia Ray Bradbury. No es para menos: inquietantes relatos para una historia de las que te golpean con su aparente sencillez.
ResponderEliminarSe nos ha ido un grande, pero al menos nos quedó su gran literatura.
¡Un beso!
Conmovedor...
ResponderEliminarGracias, Isi, gracias, Ernesto.
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