Título: El Rito
Título original: The Croning
Autor: Laird Barron
Año: 2012
Páginas: 344
Editorial: Valdemar Insomnia
La novela comienza con indudable sabor a cuento
antiguo, mostrándonos una historia que al principio se antoja desubicada del natural
curso del resto de los capítulos. Sólo hay que atesorar la suficiente paciencia
lectora para descubrir hacia dónde nos lleva Barron. Porque nada es gratuito.
En el Capítulo I la hija del Molinero logra
casarse con el Rey tras demostrar que es posible convertir la paja en oro. Rara
y poco corriente habilidad. Nadie puede sospechar que todo es cosa del Enano y
sus excepcionales artes. Cuando la hija del Molinero, coronada ya Reina, queda
embarazada, no del Rey como cabría esperar sino del Espía (hermanastro de
aquella), el Enano se presenta ante ella y exige el pago al favor que le otorgó
de transformar la paja en oro. Cuando nazca su hijo se quedará con él, salvo
que antes ella averigüe el verdadero nombre del Enano. Ése es el trato. Para
ello el Enano le concede un plazo de tres meses.
De inmediato comienza la búsqueda del nombre a
través de todas las tierras conocidas. Será el Espía quien invierta más interés
en ella, tanto que terminará por alcanzar una remota región donde se erige un
extraño templo consagrado a unos no menos extraños dioses. Lo que descubrirá allí
se encuentra más allá de la razón.
Estructurada en nueve capítulos, que (amén del
primero que se sitúa en la antigüedad) basculan entre 1958 y la actualidad, la
obra cambia de aires al principio del Capítulo II. Éste nos guía hasta finales
de los años 50 del S.XX y comienza así: “La primera vez que Donald Miller
estuvo a punto de morir fue mientras visitaba México, pero al poco ya no
recordaba nada de aquel suceso, salvo en sueños que se disipaban instantes
después de despertar. Sin embargo su cuerpo sí lo recordaba. Su sangre lo
recordaba, y también la negra savia de su subconsciente.”
Es ocasión de conocer al susodicho Donald Miller
y a su esposa, Michelle Mock. En apariencia están disfrutando plácidamente de
un viaje por México. Buenas comidas y mucho sexo. Todo cambia cuando Michelle
recibe una llamada: a partir de entonces ella desaparece junto al profesor
Trent, al parecer husmeando el rastro de unas excavaciones. Donald queda sólo,
desnortado, a la espera del regreso de su mujer. Pasan los días sin noticias de
ella, empieza a preocuparse. Es hora de pedir ayuda. De la mano de Kinder y de
Ramírez, dos mexicanos de moral más que dudosa, emprende la búsqueda de
Michelle a través de barrios y lugares que un turista yanqui nunca debería
conocer. Un descenso al infierno terrenal que tendrá graves consecuencias.
El Capítulo III desembarca en la actualidad. La
madeja del misterio no deja de ovillarse. El matrimonio de Donald y Michelle
parece diverger en lugar de converger. De pronto se antojan que siguen un mismo
camino cuando en realidad no hacen más que separarse, año a año. Parte del
misterio reside en la experiencia cobrada por Donald en México, experiencia que
es incapaz de recordar. Ha olvidado el final de aquel descenso a los infiernos
terrenales propuesto por Kinder y Ramírez. En este capítulo podemos leer este
párrafo, que habla de los intereses de Michelle como investigadora: “En
aquellos tiempos Don no pensaba demasiado a menudo en la cruzada de Michelle,
aquella obsesión apocalíptica cultivada durante sus primeros años de
universidad por demostrar la existencia de una casta familiar en concreto,
probablemente tribal, que habitaba en los confines de la civilización (…) Esta
teoría era absurda. (…) Los poderes fácticos se mofaron de sus teorías de la
Tierra Hueca y las desdeñaron como la deplorable, aunque tal vez natural
chifladura de una científica por lo demás genial.”
¿Qué secreto esconden los Mock, el linaje del que
desciende Michelle? ¿Es consciente Donald del peligro que corre habiéndose casado
con ella? ¿Es verdad que “Somos hormigas” como dijo el abuelo de Donald a éste
cuando era un mocoso, hormigas en manos de un poder inimaginable? ¿Qué es eso
de la teoría de la Tierra Hueca? ¿Quiénes son los primitivos de los que habla
Kurt, uno de los dos gemelos de Donald y Michelle? ¿Qué puerta abrió Donald en
México en 1958, a qué abismo se asomó? ¿Conseguirá el Espía desvelar el enigma
del nombre del Enano y evitar que éste se quede con el hijo de la Reina?
¿Quiénes son en realidad los Niños de la Vieja Sanguijuela?
Editada con el habitual esmero que Valdemar y
Valdemar Insomnia imprimen a todas sus criaturas, “El Rito” de Laird Barron
responderá a todas las preguntas planteadas durante sus más de trescientas
páginas. La novela posee el indudable gustillo que todo buen lovecraftiano
busca en publicaciones que recuerdan, de una manera u otra, al genio de
Providence.
El autor, que cita películas como “Casta
indomable”, “Clave Omega” o “La semilla del diablo”, hace gala de un estilo
brillante por momentos, capaz de esculpir con esmero frases más que notables. Si
bien es verdad que la obra atraviesa unos capítulos, los centrales, más áridos,
de ritmo algo laxo, ello es un pecado menor; y es que tanto el principio como
el final harán disfrutar a los aficionados a este tipo de historias.
Una novela sobre la amenaza que se cierna sobre
la Humanidad desde los márgenes de la razón.
(Esta reseña ya ha aparecido en Fantasymundo.)
(Esta reseña ya ha aparecido en Fantasymundo.)
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