Título: Joe Louis, 10 y K.O.
Título original: Down for the count
Autor: Stuart M.Kaminsky
Año: 1985
Editorial: Júcar Etiqueta Negra
Contraportada: Un libro que cautivará a los fanáticos del cine, un libro que ganará a los lectores que aprecian la novela policíaca, un libro que atrapará a los aficionados al boxeo: ¿podría pedirse más?
Esta novela es una ganadora en el décimo asalto. (United Press International)
Stuart Kamisky es un autor con la imaginación de Sherezade y su personaje Toby Peters parece tener por lo menos mil y una vidas. (Washington Post)
El autor |
Estamos a domingo, 31 de mayo de 1942. En plena Segunda Guerra Mundial. Tan solo cuatro días después se desncadenará la célebre Batalla de Midway entre tropas estadounideneses y japonesas. Y esto, el eco de la guerra, se nota y mucho en todos y cada uno de los capítulos de esta novela. ¿En qué? En que se racione la gasolina. Que el señor Lipparini se refiera de pasada al ataque a Pearl Harbor, ocurrido unos meses antes. Que el comisario Meara tenga a su hijo movilizado. O en la ausencia de partes meteorológicos en la radio para no dar pistas al enemigo. Todos estos detalles confieren un atractivo añadido a la obra: es la normalidad entre comillas de la vida con una guerra de esa magnitud de fondo.
Aquel año de 1942, además del conflicto bélico, dio luz a grandes obras de arte en general. A saber: Albert Camus escribía "El extranjero" y Camilo José Cela "La familia de Pascual Duarte". Edward Hopper pintaba "Nighthawks". Michael Curtiz dirigía "Casablanca". Y Richard Strauss estrenaba su última ópera, "Capriccio".
La novela comienza con el descubrimiento de un cadáver, como debe de ser en una buena novela negra. Joe Louis, el campeón de los pesos pesados, y Toby Peters, el detective de toda la serie hollywoodiense de Kamisnky, encuentran tirado en la playa el cuerpo sin vida de un hombre. Se trata de Ralph Howard, que casualmente es el segundo marido de Anne, la exmujer del detective. Tiene la cara destrozada a golpes. Pese a que el boxeador presenta heridas en las manos, afirma que él nada tiene que ver con el suceso. Que sólo entrenaba corriendo por la playa. En su descargo, añade que junto al muerto había dos tipos con muy malas pulgas y que tuvo que pelear con ellos. Ese es el motivo por el cual se ha herido las manos.
Toby Peters, que es perro viejo, no cree a Joe. No es verosímil que estuviese entrenando en la playa, él, el campeón del mundo. Ante el escepticismo del detective, el boxeador (aclararé que es de raza negra para quien no conozca el personaje histórico) se confiesa: estaba pasando unos días cerca de allí, en la casa de una mujer de raza blanca que, además, no es su esposa. Antes de que el escándalo le estalle en la cara, Joe Louis decide contratar allí mismo a Peters: de esa manera evitará un embarazoso encuentro con la policía.
Éste es el principio, el planteamiento de una novela que irá y vendrá a través de gimnasios y despachos de tipos que apuestan en los combates. Que se plobará a matones de medio pelo y devendrá en situaciones nada favorables para Peters, que tendrá que hacer equilibrios malabares para seguir con la investigación y eludir la presencia del comisario Meara, muy poco amigable.
Toda la obra destila el humor cínico tan propio del género negro y consustancial a Stuart Kamisnky. Como en un buen combate de boxeo, todo queda para el último asalto, donde el escritor se revela como un pegador nato y lanzará al lector a la lona. Toda la trama se desenreda cuando más difícil parecía y de la manera menos convencional. Justo cuando se agota la última página, en el mismo instante en que el árbitro nos da la cuenta de diez, ya una vez resuleto todo el misterio, Kaminsky plantea el siguiente caso que deberá afrontar Toby Peters (práctica recurrente en toda la serie hollywodiense). Algo referente a John Wayne. Es su manera de hilar todas y cada una de las novelas de la serie, que tiene a Errol Flynn, Judy Garland, los Hermanos Marx, Buster Keaton, etc, entre sus protagonistas.
Muy recomendable para quienes gusten de la buena novela negra.
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