Vaya por delante que estas jornadas del Viaje al Oeste contienen spoliers.
CAPÍTULO LVI
FUERA DE SÍ, EL ESPÍRITU ACABA CON LOS BANDIDOS. SUMIDO EN LA
CONFUSIÓN, EL TAO TERMINA EXPULSANDO AL MONO DE LA MENTE
El grupo se encuentra con una partida de ladrones. El Rey Mono mata a dos de ellos: el resto huye. Tras enterrarlos y que Tripitaka le afee la crueldad demostrada, llegan a una aldea.
El anciano que les acoge narra la vida de su hijo, quien, pese a la educación recibida, se ha unido a una banda de malhechores (curiosamente la que atacó a los peregrinos). La susodicha banda llega al pueblo y se alojan en la misma casa que los viajeros. El Rey Mono mata a varios y decapita al hijo del anciano que les acoge. Es por ello que el Monje Tang renegará de él.
A Wu-Kung no le queda otra que huir.
CAPÍTULO LVII
EL AUTÉNTICO PEREGRINO EXPONE SUS QUEJAS EN LA MONTAÑA
POTALAKA. EL FALSO REY DE LOS MONOS COPIA DOCUMENTOS
EN LA CAVERNA DE LA CORTINA DE AGUA
Wu-Kung visita a Kwang-Ing. La Bodhisattva le anuncia que Tripitaka le necesitará en breve. Mientras Ba-Chie y Bonzo Sha buscan avituallamiento, el Rey Mono se presenta al monje con un cuenco de agua. En vista de que éste le rechaza, Wu-Kung le golpea con la vara hasta dejarlo inconsciente.
Bonzo Sha, en vista de lo sucedido, va en busca del mono hasta la Caverna de la Cortina de Agua, en espera de una respuesta a su comportamiento. El Rey Mono le recibe de tan mala manera que se decide a visitar a la Bodhisattva.
Kwang-Ing le dice que el Rey Mono no se ha movido de su lado en los últimos cuatro días. Que no ha bajado a la Caverna.
CAPÍTULO LVIII
LAS DOS MENTES SUMEN EL UNIVERSO EN UN DESORDEN TOTAL.
ES ENORMEMENTE DIFÍCIL PARA UNA SUBSTANCIA
CUALQUIERA ALCANZAR EL REPOSO ABSOLUTO
Extrañados, el Rey Mono y Bonzo Sha se dirigen a la Caverna de la Cortina de Agua. Tan pronto como llegan, Wu-Kung se enzarza en una pelea con su doble. Sin dejar de luchar, los dos se dirigen a la Montaña Potalaka por ver si la Bodhisattva es capaz de distinguir al mono falso del verdadero. Ni ella, ni el Emperador de Jade, ni tampoco el Monje Tang lo conseguirán. En verdad es inapreciable la diferencia.
Ambos visitan a los diez Reyes de las Tinieblas. Pero ni ellos ni Oído Investigador tampoco ofrecen una solución al enigma. Éste último propone que visiten el Monasterio del Trueno, pues el poder de Tathagata, valiéndose del poder de Buda, no conoce límites. Será él quien señalará al falso Wu-Kung. Se descubre entonces que éste no es otra cosa que un macaco de seis oídos.
CAPÍTULO LIX
UNA VEZ MÁS, ES OBSTACULIZADA LA MARCHA DE TRIPITAKA TANG
EN LA MONTAÑA DE FUEGO. EL PEREGRINO VA EN BUSCA POR
PRIMERA VEZ DEL ABANICO DE HOJAS DE PALMA
Una vez que Tripitaka ha aceptado al Rey Mono, el grupo reanuda la matcha. Como quiera que se aproximan a la Montaña de Fuego, el calor aumenta de manera alarmante. El Rey Mono viajará hasta la cercana Montaña de Nube de Jade para pedir al Inmortal del Abanico de Hierro que sofoque el calor. Pero se equivoca, no es un Inmortal, sino una Princesa. Responde al nombre de Diablesa y, para colmo de males, es la esposa del Rey Toro y madre del Muchacho Rojo, a quienes ya se ha enfrentado con anterioridad.
De inmediato inician la pelea. Sacudiendo su abanico, la Diablesa desata un huracán que envía a Sun Wu-Kung a la Montaña del Pequeño Sumeru, a más de ochenta mil kilómetros de distancia. Allí aprovecha la ocasión para solicitar la ayuda del Bodhisattva Ling-Chi. Éste le entregará un elixir para detener el viento.
Valiéndose de él, el Rey Mono vence a su rival, que se rinde y le entrega el abanico. Pero cuando quiere usarlo para sofocar a la Montaña de Fuego, Wu-Kung se percata de que es falso: la Diablesa le ha engañado.
CAPÍTULO LX
EL REY TORO DEJA DE COMBATIR PARA ASISTIR A UN ESPLÉNDIDO
BANQUETE. EL PEREGRINO TRATA DE HACERSE POR SEGUNDA VEZ
CON EL ABANICO DE HOJAS
El Rey Mono se dirige a la Montaña de la Provisión de Truenos, donde encuentra a la Princesa del Rostro de Jade. Ésta huye al verle y se refugia en la Caverna que Toca las Nubes, en busca de la protección del Rey Toro, de quien es su actual amante.
Wu-Kung no quiere enfretarse con el Rey Toro: sólo quiere que le ayude a conseguir el Abanico de Hierro que posee la Diablesa, su antigua esposa; que él la convenza para que se lo entregue al mono. Pero el rey posterga la decisión por asistir al convite celebrado por un amigo.
Entonces el Rey Mono aprovecha la ocasión para ir en busca de la Diablesa y aparecerse ante ella bajo la apariencia de su antiguo esposo. Mediante semejante artimaña, consigue su propósito y se apodera del Abanico de Hierro.
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